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La tradición que reclutó a dos hermanos

Triana y Enzo Mogo Figueiras, ayer, subidos a los caballos para ensayar el “atranque”. | // BERNABÉ/JAVIR LALÍN

Alto aí meu xeneral/ Vaise identificando/ Nadie entra neste colexio /Mentres eu esté ao mando. Es la primera estrofa de la copla con la que Enzo Mogo Figueiras dará el “alto” en un “atranque” con el que los niños del colegio estradense de O Foxo vivirán la tradición de los Xenerais da Ulla. Al mando del otro “ejército” este niño de siete años encontrará a una avispada y bella contrincante. Ante vostede Triana / Xeneral de Educación/ Eu reviso os protocolos/ e as medidas de prevención. Enzo está convencido de que su rival estará a la altura, aunque solo tenga cuatro años. Él mismo le ha enseñado todo lo que sabe y le muestra en este ensayo cómo ha de defenderse cuando llegue el momento del duelo. Esta que entrenan no será la primera batalla que libren. Al fin y al cabo, de discusiones entre amigos los hermanos saben un rato largo.

Enzo ayuda a vestir a su hermana. | // P.F.

Lo llevan en la sangre. Con apenas dos años Enzo ya levantaba el bastón para dar los “vivas”. El interés que mostraba por la tradición carnavalesca de las tierras que baña el Ulla llevaron a su tía Pura a ir componiendo, pieza a pieza, detalle a detalle, un traje completo de Xeneral. La prenda la hereda ahora Triana, aunque a ella le tocará lucir boina en lugar del emplumado sombrero del primogénito de la casa.

Triana se mira mientras su hermano se peina. | // P.F.

Iago Mogo muestra a sus hijos cómo desenvolverse en esta singular batalla. Han crecido viéndolo a él sumarse a los atranques de Oca y Arnois. “Al ver a su padre, se empezó a meter en esto. Los busca en el móvil. Sabe distinguir cómo hacen los Xenerais de A Bandeira, los de A Estrada o los de Lestedo; diferencia sus entonaciones”, explica su madre, Patricia Figueiras Rey. Bromea con que su hijo, en lugar de cogerles el móvil para ponerse un capítulo de Bob Esponja, se entretiene viendo cómo se desenvuelven los Xenerais da Ulla en sus encuentros. “El vive todo el año en Carnaval”, añade.

Enzo es tímido y reservado. Hasta que toca hablar de Xenerais o subirse a un escenario. Se transforma por completo y se entrega a la actuación. ¿Quién dijo miedo escénico? “Estaba muy enfadado porque este año no había Carnaval”, confiesa este pequeño estradense. Sin embargo, el día del disfraz libre en el colegio –mañana viernes– le brindó la posibilidad de ponerse el traje con el que se siente superhéroe.

Los hermanos, terminando de vestirse. | // P.F.

Triana es vivaracha y habla por los codos. Dice sus versos con soltura, mirando de refilón a su madre cuando necesita que le dé pie para la siguiente estrofa. Sabe leer en mayúsculas y, a sus solo cuatro años, ha conseguido memorizar las coplas escritas por sus padres en un tiempo de Guinness. Los dos tenían mucha ilusión de escenificar juntos un “atranque” e impedir que el COVID-19 les robase también el Entroido tal y como ellos lo conocen. Ante la insistencia, los padres preguntaron en el colegio si sería posible dejarles lanzar al menos unos “vivas”. ¿Cómo negarse a que la cantera de la tradición siga creciendo? Su condición de hermanos les permite enfrentarse cara a cara sin saltarse norma alguna de esta anormal, y ya no tan nueva, normalidad.

Enzo se mira al espejo mientras coloca su vistoso gorro de Xeneral. /P.F.

En la casa de estos vecinos de Riobó era ayer día de ensayo. Fue todo tan repentino e improvisado que no quedó otra que aprenderse las coplas a marchas forzadas. El abuelo –el edil Alfonso Figueiras– acaba de traerles los caballos con los que completar su actuación y Triana no cabe en sí de gozo y orgullo. “Nos los trajo el abuelito; son prestados”, dice ufana. Esos serán para el colegio. Para los ensayos se suben a lomos de dos ejemplares de carne y hueso. “Él, a pesar de ser un niño muy tímido, se sube al escenario y se transforma. Ella no tiene vergüenza, ni arriba ni abajo”, bromea su madre.

Cada uno de estos hermanos tiene tres estrofas completas de cuatro versos y comparten una última cuando llega el momento de chocar los bastones, como manda la tradición, antes de lanzar su viva “aos mestres e a toda a dirección”.

Triana Mogo Figueiras, ya preparada para la "batalla"/ P.F.

Es posible que el COVID impida a estos dos hermanos disfrutar del Entroido que con tantas ganas vive el pequeño Enzo. No podrá repetir este año en al atranque de Arnois, donde se estrenó en 2020 como Xeneral da Ulla. Sin embargo, cuando una tradición se lleva tan dentro, disfrutarla se convierte en un juego de niños y, en este caso, en una afición compartida para afianzar lazos de hermandad.

Los Xenerais también llegarán mañana (12.00 horas) al colegio de A Bandeira. A través del canal municipal en Youtube, las tropas de esta fiesta dan el alto al coronavirus.

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