Inmersos en la vorágine de un día a día marcado por una pandemia que obliga a vivir pendiente del número de nuevos casos de COVID detectados, muchos eran los vecinos de las comarcas de Deza y Tabeirós-Montes que -desde que la pasada semana supieron que podrían acceder a un test de coronavirus en su farmacia de referenciaaguardaban ese momento con ansia. Así lo pudieron constatar ayer en la treintena de boticas de la zona que se sumaron a la iniciativa. Todos los farmacéuticos consultados por esta Redacción al respecto habían podido comprobar la gran demanda existente. Algunos, como Inés Madriñán de Lalín, las agotaron apenas en una hora. Otras, como María Jesús Losada o María Jesús Souto de A Estrada y Souto de Vea aun tenían algunos test disponibles para la tarde.

“Con tantos casos aquí”, opinó la farmacéutica de Soutelo de Montes, Yolanda Vilar, en alusión a la difícil situación por la que atraviesa Forcarei, “viene bien” que haya “otra oportunidad para los que no fueron al cribado” (que elogia por su óptimo desarrollo). Coincide con Madriñán, Losada y con los farmacéuticos María Jesús Souto y Alfredo Garrido de Souto de Vea y de Silleda respectivamente en valorar positivamente la campaña. La participación generalizada de los boticarios, apunta Madriñán, se debe a que tienen “ganas de colaborar para ver si esto mejora”.

Pero también hay profesionales –que pidieron que se preservase su identidad aludiendo a la prohibición expresa de publicitar el programa o su participación en el mismo del mensaje que llegó del Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra– que no ocultan la desilusión que se llevaron cuando pudieron comprobar que, al menos esta semana, no podrían poner a disposición de sus clientes más que 10 test por farmacia.

“Es un problema”, coincidió Alfredo Garrido de Silleda. “Pensamos que iba a ser ilimitado. Nos quedamos sorprendidos por el escaso número que hemos recibido. Si el problema es que el laboratorio central” no tiene capacidad para realizar los oportunos análisis y reportar los resultados, tal vez “deberían ampliar” su capacidad o bien “en vez de trabajar con un laboratorio trabajar con varios”, opina. Porque, apunta, el reparto de 10 test al día puede ser insuficiente al menos para determinadas boticas. Es el caso de la suya. Con Silleda inmersa en las últimas semanas en plena pandemia, ayer alas 12.30 horas ya no le quedaba ninguno de los 10 test del día y no pudo facilitárselos a clientes de toda la vida. “Tendrán que volver mañana”, lamentó. Aun así, valora muy positivamente la campaña.

Coinciden otros farmacéuticos que se muestran muy críticos con la organización del programa. Alguno apunta que la información les llegó tarde. Y tampoco entienden que a una botica radicada en una localidad cabecera de comarca o incluso en una ciudad se le asigne el mismo número de test que a otra de aldea porque, a priori, la demanda en unas y otras va a ser muy distinta. Y apostar por la igualdad tan exacta en circunstancias distintas puede resultar injusto, señalan. Creen que se debería tener en cuenta cuántos potenciales solicitantes van a tener en una y otra. Porque, aunque a priori cualquier usuario puede acudir a una farmacia, en el actual contexto las limitaciones al movimiento lo impiden “de facto”.

Así las cosas, parte de los boticarios estima que debería ser el Sergas quien asigne los test que se ponen a disposición de los usuarios en las farmacias para evitar que quienes desean obtener uno tenga que hacer cola desde primera hora de la mañana para conseguirlo o llegue incluso a tener problemas con otros usuarios o con los propios farmacéuticos. “¿Qué voy a hacer? ¿Decidir yo quién se lleva el test y quién no? ¿Y si alguien me pide que se lo reserve porque trabaja y no puede venir hasta la tarde?”, se pregunta otra farmacéutica. “Es injusto que esa responsabilidad se delegue en nosotros”, razona.

Plantean ampliar el rango de edad hasta los 30 años

Los boticarios de Deza y Tabeirós-Terra de Montes han estado y siguen estando en primera línea de lucha contra la pandemia. Por eso, también opinan acerca de cómo se podría mejorar el “Programa para la detección del virus SARS-CoV-2 en la ciudadanía de la provincia de Pontevedra a través de las oficinas de farmacia y mediante la auto recogida de una muestra de saliva”, en el que participan 381 boticas de la provincia. Apuntan que –si bien criterios epidemiológicos y de volumen de la población– motivaron que se haya seleccionado como población diana a la de edades comprendidas entre los 40 y los 64 años tal vez debiera ampliarse hasta los 30 años. Señalan que si el virus se mueve con quien se mueve, se debería tener en cuenta a los treintañeros, que suelen ser muy activos. Además, señalan, tienen objetivamente más posibilidades de tener padres y abuelos, unos mayores que también se verían beneficiados de la detección de esos posibles casos asintomáticos.

Muchos buscan poder ver al fin a sus familiares

Entre quienes acudieron ayer a buscar sus test a las farmacias, había muchas personas que aseguraban que pretendían hacerse el test para poder ver al fin tranquilos a sus familiares, descartando con certeza que puedan ser asintomáticos. Y entre quienes se quedaron fuera, sin poder participar, en Vea hubo varios mayores y jóvenes, que pretendían acceder a un test que no les correspondía por pasarse o quedarse cortos de la edad indicada. Todos los que obtuvieron su test, en cambio, hoy deberán devolverlo con su muestra de saliva. Luego les tocará esperar a que un mensaje de SMS en su móvil les certifique que han dado negativo. En caso de que sea positivo, habrá que verificarlo con otra prueba PCR.