Francisco Ferreiro se sumó a la plantilla de Míster Pizza en 2003, cuando solo tenía 21 años. Por aquella época, el establecimiento situado en la Avenida de Santiago había sido un pionero en la villa, con su oferta de llevar la comida a casa y cada día era una vorágine de pedidos. “Lo máximo que llevé en la moto al mismo fueron trece pizzas”, explica Ferreiro al recordar aquellos primeros años en los que recorría a lomos de su pequeña moto las calles de A Estrada. Hoy, cumplidos los 38, el estradense continúa siendo el repartidor de Míster Pizza. Han cambiado de dueño y de local pero lo que no ha cambiado es su pasión por una profesión que, según explica, no cambiaría por nada.

“Llevo media vida repartiendo pizza. Empecé de manera temporada y luego me gustó y decidí quedarme. El horario no es malo y es un trabajo en el que siempre estás distraído. Además, no tienes estrés ninguno”, explica. “Si puedo, me gustaría jubilarme encima de esta moto”, añade el repartidor estradense. Desde 2003 hasta la actualidad, Ferreiro ha vivido varias etapas en Míster Pizza, aunque siempre como repartidor a domicilio en moto y ayudante de cocina. La primera de estas etapas fue con los dueños originales. “Los primeros años fueron muy buenos. Había mucho trabajo y no parábamos. Eran tiempos diferentes y también había menos oferta en el pueblo. Ahora también está funcionando muy bien, especialmente los festivos y vísperas de festivos. Esos días siempre hay mucho trabajo”.

Ferreiro se reconoce un enamorado de su trabajo, a pesar de elementos contra lo que nos puede luchar. “Lo más complicado es la lluvia. Estamos en Galicia y ya se sabe. A veces toca trabajar con mucha lluvia y otras con frío”, explica. En sus comienzos, tuvo además que aprenderse bien el callejero de A Estrada para no perder tiempo. “Conozco calles que no saben algunos guardias pero todavía hoy en día sigo aprendiendo cosas nuevas”, afirma. A pesar de recorrer sin descanso las calles de A Estrada durante años, Ferreiro ha logrado evitar graves accidentes, salvo alguna caída leve y un golpe por detrás hace solo unos días. “Siempre trabajé con la moto, aunque fue mejorando. En los primeros años tenía una pequeña de 50 y después fue cambiando. Ahora me pusieron una de 125. Es mucho más cómoda y grande”, explica.

A lo largo de estos años, el repartidor de Míster Pizza ha vivido muchas cosas. “He visto de todo, desde gente que sale a recoger las pizzas en ropa interior a pedidos de 40 pizzas. En una ocasión un chico salió en calzoncillos a por la pizza un día de invierno en el que hacía un frío tremendo”, recuerda.

Pedidos falsos para robarle las pizzas

A Francisco Ferreiro le han pasado un gran número de anécdotas en todos estos años como repartidor, algunas de ellas graciosas y otras no tanto. De las segundas recuerda especialmente sus inicios, cuando organizaban trampas para robarle las pizzas de la moto. “A lo mejor te llamaban para llevar a una pizza a un piso y mientras subía venían y me llevaban todo lo que tenía en la moto. Ahora ya no me pasa eso, porque la caja donde van está cerrada con llave pero de aquella estaba abierta”, recuerda. “En una ocasión encargaron una pizza en la zona de los vinos. Era para un piso falso y lo sabía. Me quedé esperando en el portal y vi quienes eran. Pero no llevaba más pizzas y se fueron sin nada. Aún tuvieron el morro de llamar a la pizzería para reclamar que no les había llevado la pizza y que fuese otra vez. Al final ya no dejaba las pizzas nunca solas. Me las llevaba conmigo”.