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A Estrada, la villa airista

Una imagen de principios del siglo XX que recuerda a tiempos actuales. |

La casa del médico Portela Fares, en donde se iba a ubicar un sanatorio. |

Imagen de la casa de las colonias.

“Terraza de cura” en el sanatorio para tomar el aire.

Fernando Conde.

Anuncio del Hotel La Estrella, en la “casa do Escobeiro”.

El Hotel Elia, encima de lo que hoy es el comercio Loigar (abajo). Sanatorio del Carmen (arriba).

A Estrada, la villa airista

Trabajando conjuntamente con Marisé García en un proyecto que, esperamos, vea la luz en cuanto la situación actual lo permita, hemos consultado toda la documentación posible para que la información que se aporta a ese proyecto se ajuste al máximo a la realidad.

Dentro de esa búsqueda he encontrado y recopilado en el presente artículo una valiosa documentación sobre la incidencia de los “Aires de A Estrada” en la historia de nuestro pueblo a lo largo del siglo XX. La documentación fue aportada en distintos espacios de tiempo, gracias a la labor de investigación de Olimpio Arca y Manuel Pereira Valcárcel y con la publicación de sus trabajos en A Estrada - Miscelánea Histórica y Cultural y medios de comunicación y también con la consulta de medios locales de la época como El Emigrado, el Eco de A Estrada y la Voz del Pueblo.

La Gripe Española

La Gripe Española mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Aunque algunos investigadores afirman que empezó en Francia en 1916 o en China en 1917, muchos estudios sitúan los primeros casos en la base militar de Fort Riley (EE.UU.) el 4 de marzo de 1918. El nombre de “ Española”, proviene de que, al declararse neutral durante la I Guerra Mundial, nuestro país no censuró ninguna información sobre la publicación de informes de la enfermedad, a diferencia de los medios de comunicación de otros países, que estaban centrados en el conflicto.

Solo en España hubo más de ocho millones de muertes y se calcula que en la provincia de Pontevedra hubo más de 4.000 entre los años 1918 y 1919 como consecuencia de ella.

A Estrada

En 1917 aparecen las primeras referencias a A Estrada como “Vila Airista”, dada su situación geográfica y la los 350 m. de altitud, que supone un valor añadido a la calidad de sus “aires”. Fernando Conde Domínguez, filántropo y alcalde de Vigo fundó lo que hoy conocemos como “Las Colonias”, con objeto de traer a niños de familias necesitadas a tomar los aires de A Estrada en la temporada de verano. En 1920 la Corporación Municipal le concedió el título de Hijo Adoptivo de A Estrada y le puso su nombre a la calle del barrio de Vila Brasil.

Pero el impulso más importante para el prestigio del pueblo de A Estrada como “Vila Airista” vino a raíz de esa pandemia del 18. Aunque el rural no se libró de ella, ya que el registro civil contabilizó 200 muertes más que el año anterior que se achacaron al virus, con Forcarei y Cerdedo como principal vía de entrada y con especial incidencia en Sabucedo, Codeseda, Nigoy y Tabeirós. Sin embargo, aquel pequeño casco urbano de 1.800 habitantes en 1910, se quedó al margen, no registrándose ningún caso.

Esta incidencia no pasó desapercibida entre la comunidad sanitaria y tuvo su repercusión en los medios de comunicación, que enseguida se hicieron eco de los positivos datos estadísticos que apuntaban la ausencia de casos de infectados relacionada con la calidad de los aires de A Estrada. Un periódico pontevedrés publica el 15 de Octubro de 1918: “Está llamando la atención entre los médicos de España y especialmente entre los de Galícia, que en la villa de La Estrada no se haya dado ni un solo caso, hasta la fecha, de la enfermedad reinante, lo mismo que en Cuntis, recordándose, con tal motivo, que ya en la epidemia anterior, quedaron esos dos pueblos libres de la invasión”.

El escritor Manuel Pereira Valcárcel hace referencia, en un artículo de la Miscelánea Histórica e Cultural de 2015, a una conferencia impartida en A Estrada por el Doctor Novo Campelo (1878-1948). Fue el mismo año de 1918 con una ponencia sobre los efectos saludables para el organismo de los aires de A Estrada, debido al ozono y a su grado de humedad relativa que “produce tranquilidad en el sistema nervioso y aumento del sueño, siendo reparador y tranquilo. Por sus efectos tónicos, lo primero que se nota al llegar aquí es que la respiración es más fácil, la ventilación pulmonar es mayor y las zonas perezosas del pulmón, es decir, aquellas a que el bacilo de Koch se acoge, son estimuladas: la circulación se activa, el corazón late con más vigor, la piel y las mucosas reciben más cantidad de sangre, los órganos hematopoyéticos se excitan, el número de glóbulos rojos aumenta, la cantidad de hemoglobina es más grande y el color pálido de los enfermos desaparece”.

“Abierta a todos los vientos, su temperatura es, no obstante, agradable aun en invierno a causa de los bosques que la circuyen, fluctuando el termómetro entre los 10º y 15º en dicha estación, y 15° y 20° en el verano. Clima tan benigno no podía menos de ser favorable a la salud, y de ello dan testimonio, de una parte, la gran desproporción que existe entre el número de defunciones y nacimientos (no llega al 10 por 100) y por otra parte la notable mejoría que en este pueblo experimentan los enfermos venidos de fuera, especialmente los afectados del pecho”. ( José Luces- escritor estradense).

Manuel García Barros en su artículo de El Emigrado, “Aires da Estrada” hacía promoción de la “Vila Airista” comparando las bondades de nuestro pueblo: “Así como Santiago ten o apóstole, Vigo ten o mar, Caldas as augas, A Toxa o balneario, A Estrada ten os aires que, saturados coas emanacións dos pinos e das carpazas dos montes chegan puros e rescendentes, sendo iles capaces de facer máis milagres que os enxertes de Voronov.”

La nueva normalidad de 1918

Recomendaba también Novo Campelo la construcción de “casitas de 6 a 7.000 pesetas de coste que puedan alojar a estos enfermos, formando así un sistema que podemos llamar de pequeños sanatorios”, aunque fuese una idea que no tuvo reflejo en la realidad, lo cierto es que A Estrada pudo ser una de las primeras localidades pequeñas de Galicia donde se construyeron edificios de tres o cuatro plantas que acogían a visitantes o pacientes que buscaban pisos para alquilar durante su “terapia airista” en el pueblo.

Como consecuencia de este cúmulo de publicaciones que alababan la calidad del aire, se produjo una importante dinamización de la economía estradense. Y así, aprovechando el tirón medicinal y terapéutico de los aires de A Estrada se abrieron en A Estrada cuatro establecimientos hoteleros en un breve espacio de tiempo: El Carballinés, el Hotel Elia de Perfecto González en la Plaza de la República, encima de lo que hoy es Loigar, el Hotel Comercio de José Constenla en la calle Riestra, hoy Calvo Sotelo y, en la Casa del Escobeiro, el Hotel Estrella de José Jiménez.

El médico naturista estradense Jesús Portela Fares inició la construcción de una bonita edificación de tres plantas en la Calle Fernando Conde, que también disponía de una original galería “solarium”. Pero el proyecto de puesta en marcha como sanatorio naturista se vino abajo con el inicio de la Guerra Civil.

Los hermanos De la Calle, Saturio y Manuel, iniciaron su carrera hacia la curación de enfermedades respiratorias en Villa Brasil en el año 1935, en una casa a la que denominaron “Villa Parque”. Tenía el inconveniente de que estaba bastante alejada del centro y que, poco a poco, se le fue quedando insuficiente. Se trasladaron entonces a Calvo Sotelo hasta que inician su proyecto estrella. Así ,el día del Carmen, 16 de julio de 1944, inauguran el “Sanatorio Nuestra Señora del Carmen”, cuyas obras habían dado comienzo un año antes. Su especialidad sería el tratamiento de enfermedades pulmonares, bronquitis, tuberculosis, y otras afecciones respiratorias, teniendo en cuenta la “acción tonificadora del clima, la intensidad de las radiaciones solares y la pequeña oscilación de las temperaturas entre el día y la noche.

La construcción tenía tres plantas y en su parte posterior tenía las llamadas “Terrazas de cura” para tomar el aire. El sanatorio se mantuvo operativo hasta el año 1974.

¿Recuperación poblacional?

Escribía Pedro Varela Castro en su libro “A Estrada” que, en 1927, el pueblo había incrementado en un tercio su población en los últimos diez años, haciendo incluso referencia a los nuevos habitantes procedentes de otras localidades que llegaban a A Estrada con recomendaciones de “cambio de aires”. Ahora que el municipio de A Estrada está perdiendo población y corre el riesgo de perder la categoría a cinco años vista, con todos los inconvenientes que ello puede significar en cuanto a status, derechos e ingresos, sería interesante volver la vista atrás, concretamente un siglo, y extraer la lección de la gestión de aquella “nueva normalidad” tras la pandemia iniciada en el año 1918.

Relacionar la escasa incidencia del COVID 19 con lo beneficioso de los aires del casco urbano de A Estrada y ver la posibilidad de promocionarlo como uno de los canales de recuperación de población, junto con otras medidas de tipo económico, comercial, industrial, habitacional, como en su día fueron, o lo son, Ames, Narón, Culleredo, Marín, Arteixo, Teo, etc. No digo que la promoción de A Estrada como “Vila Airista” sea una panacea de la recuperación poblacional, pero podría ser uno de los peldaños de la escalera hacia los 21.000 habitantes.

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