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Enemigo a las puertas: las complicaciones de vivir en un punto negro de circulación

Manuela García, en su finca, viendo los destrozos ocasionados por el último accidente. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

La rúa San Paio de A Estrada fue escenario en la noche del pasado jueves de una salida de vía que terminó con un vehículo empotrado contra el cierre de una vivienda. El incidente es una imagen más en el particular via crucis que vive la familia García Lorenzo desde hace años. “Llevamos ya cinco cierres destrozados”, explica Enrique García junto a los restos del último accidente. En esta ocasión, el vehículo, un Seat Ibiza, golpeó en la parte frontal de la valla, tirando un pilar de piedra y varias zonas metálicas. En otras ocasiones, el punto de impacto ha sido diferente, como demuestran los diferentes remiendos que ya tiene en cierre. Sin embargo, todos ellos coinciden en una cosa, se trata de salidas de vía de vehículos que descienden por la rúa San Paio en dirección a Santiago, uno de los grandes puntos negros de la circulación en el casco urbano estradense al que nunca se ha puesto freno.

Manuela García recuerda que en su juventud hubo dos ocasiones en las que un coche impactó contra su vivienda con similares consecuencias. Sin embargo, considera que la situación ha empeorado en los últimos años. El motivo sería la colocación de semáforos un poco más arriba de la curva, entre las calles San Paio y Antón Losada. “Los coches que bajan desde la Farola ven el semáforo en verde desde muy arriba y muchos aceleran para pillarlo abierto. Eso hace que lleguen a la curva a mucha velocidad”, argumenta.

Una vez en el lugar entra en juego otro factor. Se trata de una curva abierta en bajada que echa a los coches hacia fuera. Eso provoca más de un susto a los conductores, especialmente si la calzada está mojada o con helada.

Desde la familia García Lorenzo explican que las salidas de vía en este punto son habituales. En muchos casos sin embargo no hay que lamentar daños materiales ni personales. Muchos de los coches terminan saliendo hacia la zona de aparcamiento, mientras que otros terminan derrapando y en algunos caos mirando hacia arriba. En ocasiones los coches llegan incluso a golpear la mediana que separa la calzada de la gasolinera Repsol situada al otro lado de la calle.

En su caso lamentan los daños materiales e incluso las largas esperas para el arreglo por los seguros, pero temen especialmente que estos accidentes puedan terminar originando daños a alguna persona que pase por la zona o a ellos mismos si les coincide estar en la finca en ese momento.

Para Enrique y Manuela García, la solución más sencilla pasa por instalar firme rugoso en la curva, una petición que ya le trasladaron al alcalde hace dos años, cuando ocurrió el penúltimo siniestro. El regidor lo consideró una buena idea y se comprometió a llevarla a cabo, aunque todavía siguen a la espera de la necesaria mejora vial.

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