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A Estrada cierra 2020 con 32 vecinos más, el primer repunte desde hace una década

A Estrada podría haber ganado población en 2020. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Las cuentas de casa no dan con las de la plaza. Sin embargo, esta vez parece que de forma favorable. A Estrada despidió el 2020 con el dato oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE) que la situaba con 128 vecinos menos a 1 de enero de ese mismo ejercicio con respecto al año anterior. Cuando se siente el aliento de la amenaza de bajar de categoría municipal en la nuca, el gobierno estradense está pendiente mes a mes de cómo fluctúa el padrón de habitantes. Es por ello que el alcalde, José López Campos, pudo confirmar ayer –a preguntas de FARO– que A Estrada cerró 2020 con un pequeño y esperanzador repunte poblacional. Indicó que los datos que el departamento municipal de Estadística remitió al INE, en base a los movimientos del padrón, arrojaron a 31 de diciembre un total de 20.421 vecinos, frente a los 20.389 con que se cerró –de nuevo en base a los datos que maneja el ayuntamiento– el 2019. Por tanto, el municipio habría ganado población por vez primera en la última década, incorporando en el último año a su censo 32 habitantes.

Aunque reconoce que los datos pueden experimentar algún ajuste cuando sean cotejados por el INE, el mandatario estradense no ocultó su impresión de que es un resultado un tanto alentador, habida cuenta de que los diez últimos años han dibujado una caída poblacional en picado. Cierto es que el problema estructural está ahí: la baja natalidad. Aunque esta dinámica demográfica, de la que A Estrada no tiene –ni mucho menos–la exclusividad, la información que llega al referido departamento municipal apunta a que la situación de pandemia favoreció en términos de empadronamientos.

En este sentido, López Campos explicó que la revisión mensual de los padrones permitió percibir desde el pasado mes de marzo un incremento del número de personas que cambiaron su residencia desde entornos urbanos a ámbitos rurales del municipio estradense, bien por el traslado para el cuidado de familiares durante el confinamiento o bien por el deseo de alejarse de urbes mucho más pobladas. Apuntó el alcalde que desde el sector inmobiliario local se le hizo partícipe del interés que están suscitando viviendas rurales para reconstrucción, una tendencia que también se evidencia en el área de Urbanismo con el incremento de solicitudes de licencia para viviendas unifamiliares en las parroquias. Deseó que esta situación se convierta en un punto de inflexión y se aprecien las ventajas de residir en un municipio como A Estrada, dotado de los servicios que se buscarían en una ciudad pero con la tranquilidad de un ámbito residencial que no se encuentra masificado.

“Sí, hay esa tendencia pero seguimos teniendo un problema estructural que es la baja natalidad”, asumió López. Señaló que las cifras de nacimientos en el municipio acostumbran a situarse entre los 120-130 al año, siendo el 2011 uno de los picos máximos de natalidad de los últimos años, con 186 nacimientos. Indicó también que 2020 arroja un repunte en estos indicadores demográficos, aunque muy lejos de compensar el negativo saldo vegetativo que se arrastra desde hace mucho tiempo.

El jefe del ejecutivo estradense tenía ayer sobre la mesa los datos que reflejaban la evolución demográfica en A Estrada, cifras todas ellas coincidentes con las remitidas desde el Concello al INE. De este modo, el punto de partida del análisis que permiten realizar estos números sitúan en 2010 un total de 21.696 vecinos en A Estrada. A lo largo de la década siguiente, la caída se fue acrecentando: 21.624 (2011), 21.443 (2012), 21.178 (2013), 21.045 (2014), 20.909 (2015), 20.713 (2016), 20.673 (2017), 20.500 (2018) y 20.389 (2019). Sin embargo, aunque lejos de las cifras de partida, 2020 parece llamado a dejar un dato positivo: 20.421. La única crecida en diez años.

Acción

Con todo, el dato hay que ponerlo en cuarentena, conscientes de que el problema de base persiste y de que la barrera de los 20.000 habitantes está excesivamente cerca, tanto que si la población cae al ritmo de los años anteriores, sería posible que tres o cuatro ejercicios se pudiese perder la categoría municipal y, con ella, todos los privilegios que en términos económicos comporta.

¿Qué hará el Concello? Ante esta pregunta, López Campos se mostró convencido de que “no hay fórmulas mágicas”. El alcalde entiende que políticas estructurales como las de favorecer la conciliación, generar empleo o disponer de unas buenas comunicaciones que atraigan riqueza a través del crecimiento industrial o el asentamiento poblacional resultan más oportunas que campañas de resultado más inmediato tendentes a la atracción de la población flotante.

“Una campaña de empadronamiento no cambia la tendencia”, estimó. Consideró que casos como el de Lalín podrían conseguir incrementar su censo a través del empadronamiento de personas que viven en el municipio pero continúan censadas en concellos de su órbita. Indicó que en A Estrada se hicieron revisiones del padrón y arrojaron que no existe una gran distorsión entre ciudadanos que viven en el municipio y aquellos que están empadronados en él. “No es la solución. El problema va mucho más allá. Va vinculado a la creación de empleo, a ganar en comodidad, dar servicios al rural y poner en valor todo lo que tenemos”, defendió el dirigente.

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