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TRIBUNA LIBRE

Europa, Arguineguín

Se cumplen cuatro años del pacto migratorio de la UE-Turquía, por el cual a cambio de dinero público del presupuesto de la UE, Turquía se comprometía a frenar el flujo migratorio de miles de personas que huían de la guerra, lo cierto es que tiempo después “el pacto” y los millones le sirvieron a Erdogán para invertir, ya no digamos en defensa propia, más bien en su establishment expansivo; desde que Solana dejó el cargo y se dedicó a otras cosas... La Unión Europea carece de una diplomacia exterior que encarnada en la figura de una persona pueda hacer frente a un mundo multipolarizado dentro y fuera de las fronteras que de forma tan inexplicable “vigila” FRONTEX o la Comisión Europea de Interior.

Las personas, los seres humanos que llegan hoy a Arguineguín (Gran Canaria) no constituyen para Europa un nuevo Moria porque no se les considera refugiados, son para Europa personas que deben volver a su país de origen, lo que ocurre es que en Arguineguín se vulneran derechos humanos que contravienen la declaración universal de la ONU y que, por tanto, lo que está en cuestión es lo que dice la Comisión: “Vienen, en origen, de Marruecos”... Hay que partir de la base del contexto no solo de la pandemia, sino también de la declaración de guerra hacia el Sáhara Occidental, realidad que España obvia desde hace mucho tiempo. Sinceramente, presupuestar dinero para levantar muros o poner concertinas a los flujos migratorios es como poner puertas al campo.

*Vecino de Silleda

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