Lo se puede negar el pasado. Ni siquiera para eximirse de culpa enarbolando la bandera de la inocencia o la ignorancia. A lo hecho, no queda más remedio que ponerle pecho. Muchos se recordarán de niños, en el monte, escogiendo el pino que después habrían de cubrir con toda bola y espumillón que se pusiese a tiro, sin atisbo de remordimiento por el crimen medioambiental cometido a golpe de hacha. Los tiempos han cambiado y, por fortuna, han hecho germinar una conciencia ecológica que lleva años buscando alternativas para llevar a los hogares este emblema de la Navidad.
Después de meses de encierro, a lo largo de este 2020, han germinado, como si aprovechasen el calor de invernadero, ideas para llevar el árbol de Navidad a los escaparates de tiendas, empresas y establecimientos públicos.
En la firma Arlit, emplazada en Silleda, han brotado este año gran cantidad de árboles de Navidad, fruto de la absoluta casualidad. La empresa, dedicada a la comunicación gráfica, incorporó una línea nueva de corte automático, en la que se encaja el packaging para la industria alimentaria. Para poner a prueba la nueva maquinaria, decidieron diseñar un arbolito de Navidad y evaluar los cortes. El resultado fue bueno y decidieron compartirlo en sus redes sociales. El impacto que obtuvieron llevó a la firma a apostar por este nuevo producto, como si de un invernadero ecológico y sostenible de árboles de Navidad se tratase.
Arlit ha diseñado diez modelos diferentes de estos árboles de Navidad de cartón. Los tienen en dos formatos: 1,30 y 1,80 metros de altura, ambos muy ligeros por la propia naturaleza del material del que están hechos. Estos árboles son despiezables, de manera que el usuario puede recibirlo e irlo montando, para luego volver a guardarlo para las próximas Navidades, cuidándose solo de hacerlo en un lugar seco.
Desde Arlit, Felipe Iglesias explica que estos árboles se pueden personalizar si el cliente quiere que esté decorado con unos motivos concretos. Además, la empresa de Silleda tuvo la idea de apostar por un modelo completamente en blanco, con un doble objetivo: atender la demanda de quien busca un árbol original y totalmente respetuoso con el medio ambiente pero sin un gasto excesivo y ofrecer el valor añadido de que esta pieza pueda convertirse en una actividad navideña para toda la familia, con padres e hijos decorando su propio árbol.
En cuanto a los precios, la horquilla de estos árboles ecológicos y renovables de cartón va desde los 23 euros hasta algo más de 60.
El puente de la Constitución es, casi por tradición, el momento que escogen muchos ciudadanos para plantar el árbol de Navidad en sus hogares. Aunque las fiestas parecen llegar cada año antes, la crisis sanitaria no animó demasiado este año a los escaparates a llenarse de luces y color. Un paseo por las capitales de las comarcas permite comprobar cómo todavía muchos establecimientos están sacando los adornos. Sin embargo, también es de justicia decir que cada año los comerciantes y empresarios dan un paso más en esta decoración, apostando por modelos en los que la originalidad haga que el cliente detenga la marcha para disfrutar de la estampa. En la Ferretería Diego colocaban en la mañana de ayer a Papá Noel sobre una motocicleta de los años 60, mientras que en el escaparate de Carlín colocan una bicicleta a modo de trineo para los regalos. En el aparcamiento subterráneo de la Calle San Antón se lo han currado y su decoración incluye varios motivos con marcado acento estradense. Otros negocios dan las gracias a sus clientes por la confianza depositada durante todo el año y otros encierran en bonitas letras mejores deseos de prosperidad.
