La encuesta sobre la humanización de la Rúa do Progreso realizada por ECOS entre sus socios viene a corroborar la división que el proyecto suscita en todo el pueblo y que, como reflejábamos días atrás en estas mismas páginas, tiene su trasunto en los escaparates de la propia calle. Una persona enviada por la asociación se encargó el pasado miércoles de preguntar personalmente a los socios y, de los 59 que respondieron, 25 optaron por la abstención (42,4%), mientras que 22 votaron en contra del proyecto municipal (37,3%) y 12 lo hicieron a favor (20,3%).
“Hubo gente que no quiso participar, y eso que era anónima para que nadie se sintiera coaccionado”, explica la presidente de la Asociación de Empresarios e Comerciantes de Silleda, Yolanda Mato. La directiva que encabeza interpreta los resultados de la consulta como un mandato para no posicionarse sobre el proyecto. “Hay mucha diversidad de opiniones, tenemos socios en contra y otros a favor. Pero la mayor parte sí ve muy necesaria una reforma de la calle, en eso hay una coincidencia muy grande”, señala Mato. Lo que no comparten, sobre todo los que tienen los negocios en Progreso, es la eliminación de las plazas de aparcamiento sin tener una alternativa previa.
El resultado de esta encuesta, que garantizaba el anonimato en las respuestas, refleja la división que hay en la sociedad trasdezana, incluso entre los propios comerciantes y hosteleros. Mientras unos montaron la plataforma Salvemos a Rúa Progreso para oponerse frontalmente al proyecto, por la reducción de las plazas de estacionamiento, otros creen que no solo no les perjudicará, sino que lo estiman beneficioso para su negocio. Es el caso de algunos hosteleros, que ven en la ampliación de los espacios peatonales una oportunidad para ampliar terrazas y ganar clientela.
Como se apuntaba el pasado marte, los propios escaparates de Progreso exhiben, por acción u omisión, el posicionamiento de los cuarenta negocios que tienen actividad en esta arteria comercial y fundacional de la localidad. Veinticinco establecimientos lucen los carteles que rezan, en letras blancas sobre simbólico fondo negro de luto: Non á reforma da rúa Progreso, eso é a morte do comercio, mientras que la quincena restante no los tiene o, al menos, no se perciben desde el exterior. Dicho de otro modo, el 62,5% de los empresarios que dan vida a los bajos –y algún piso– de esta calle deja patente en sus cristaleras, puertas o ventanas su oposición al proyecto promovido por el Concello de Silleda y más de un tercio no lo hace.
