Felipe Souto es capaz de hablar durante horas de su última fotografía, esa con la que logra mostrar el Faro de Nariga como nunca antes habíamos visto, o de perderse entre sus numerosos viajes por todo el mundo en busca de una imagen que lo emocione. Esta vez sin embargo toca llamarlo por algo más mundano para él, las dos medallas de plata y una de bronce que logró en el prestigioso concurso internacional Epson Pano Award de Fotografía 2020. Es una buena oportunidad para conocer sus comienzos en este mundo y su día a día entre fotos.
–¿Cómo comenzó su afición por la fotografía?
–Principalmente, por curiosidad. Siempre me gustó esa vida aventurera de los grandes fotógrafos, de los fotógrafos de guerra como Robert Capa o su mujer. En una etapa que estuve en Canarias fue cuando comencé a acercarme a la fotografía. Allí hay mucha afición, así que me metí en la Escuela de Arte Manolo Blahnik, donde dan fotografía artística. No hay una diplomatura como tal como en otros países. La única forma de aprender estudiar esto es en escuelas privadas. Después seguí mis estudios en centros y cursos, centrándome en la fotografía de paisaje en todas sus vertientes y de retrato, con un toque étnico. Ahora sigo en constante aprendizaje.
–Eso lo llevó también a recorrer mucho mundo...
–Es algo que vino unido. Desde que pude hacerlo siempre me encantó viajar. Empecé a viajar con mi hermano y después ya seguí yo solo y ahora con mi pareja. Son viajes fuera de los organizados. Nos gusta mucho el tema de la caravana y tengo una furgoneta camperizada. Por horario voy la mayor parte de las veces solo y cuando puede viene mi pareja conmigo. Luego intentamos siempre movernos nosotros. Por ejemplo, en el sudeste asiático buscamos hacerlo en moto, para poder salirse de los recorridos habituales. Hay ciertos países donde la situación política es complicada. Por ejemplo, en Birmania, donde encontrabas tipos con metralletas que no te dejaban acceder a algunos lugares. Sin embargo, si vas independiente de los tours, puedes acceder a otros sitios. Luego, si juntas un sitio espectacular y un momento espectacular tienes muchas posibilidades de tener una fotografía espectacular.
–¿Cómo surgen después las fotografías?
–Cuando vas de viaje siempre vas buscando la foto. Una foto buena ya la ves antes. Yo normalmente tiro la fotografía y después pido permiso. Si te pones a hacerlo antes es mucho más complicado. Después de hacerla se la enseño y si quieren las borro. En algunos sitios llevar una cámara en la mano es como si llevases una metralleta. En la fotografía de retrato buscas el azar y la naturalidad.
–Las nocturnas sin embargo ya necesitarán más preparación.
–Depende de lo que quieras hacer. Por ejemplo, si quieres hacer una fotografía de la vía láctea sí que necesitas una planificación y eso en Galicia siempre es complicado. Tienes que controlar el tiempo y las fechas en las que mejor se ve para fotografiar. Los equipos que necesitas también son profesionales, capaces de gestionar momentos adversos de luz y debidamente estancos a las inclemencias meteorológicas. En las islas Loften por ejemplo, para fotografiar auroras, llegamos a registrar temperaturas de hasta -30 grados. Las auroras también tienen unas fechas mejores. Hay fotógrafos que incluso aguardan por las tormentas solares para pillar un billete e irse corriendo al Ártico a fotografiarlas porque es cuando mejor se ven.
–Una pregunta típica para un fotógrafo... ¿De qué imagen se siente más orgulloso?
–Es una pregunta clásica y daré una respuesta clásica, la mejor es la que todavía no hice. Siempre estás buscando hacer una foto mejor y para eso te sigues formando y aprendiendo cosas nuevas. Ahora veo fotografías de hace dos o tres años y les noto cosas que no te gustan y que ahora hago mejor. En mi caso debo decir que hay fotografías que no gustan mucho pero que tienen detrás mucho trabajo. Te preguntas por qué la gente no se fija en ella y sin embargo a lo mejor son las que más le gustan al fotógrafo. A mí me pasa mucho eso.
–¿Cómo se siente después de recibir esos premios internacionales?
–Debo decir que no me suelo presentar a concursos. De hecho, solo me presenté a dos desde que llevo en esto de la fotografía. El primero de ellos fue además en la Foto Rapa, aquí en A Estrada. Ahora me presenté al Epson, el concurso en el que llevé esos premios. A nivel de fotografía de panorámica es uno de los mejores del mundo, sino el mejor de todos. No me suelen gustar mucho algunos concursos, porque detrás esconden en muchos casos un negocio. Tienes que pagar grandes cantidades por cada foto que presentas. Eso hace que algunos paguen grandes cantidades para poder presentar muchas.
–En las redes sociales tienen, sin embargo, mucho éxito sus fotografías.
–En las redes tienes a mucha gente que te sigue que también están en este mundo, así que les suelen gustar. En esto también tengo muchas reservas y no soy muy activo. Solo comparto mis fotografías pero nada más. Lo uso para eso, para que la gente pueda verlas. Es una manera de darte a conocer y de estar metido en este mundillo y conseguir información.
–¿Cuál será su próximo proyecto? ¿Ya tiene billete?
–Antes de la pandemia tenía pensado ir a la costa este de Estados Unidos. Iba a ir con un grupo de dos chavales de A Coruña y otro de A Estrada, que también es un gran fotógrafo. Siempre intentas hacer grupo, especialmente si vas a hacer fotos de montaña. Sin embargo, se cerró Estudos Unidos el 14 de marzo y nosotros salíamos el 17. Íbamos a recorrer la zona de Nuevo México y los parques nacionales de la zona este para hacer fotografía nocturna pero no pudo ser. En mayo íbamos a ir a Polonia a hacer fotos y en septiembre íbamos a Nueva Guinea y después seguramente Camboya. Estaba todo planificado pero ahora toca esperar.
