Dados de hormigón con tornillos para amarrar bancos u otros elementos. | FOTOS:XPONTE

Arqueólogos dicen que la obra de Toiriz “no tiene ningún sentido”

“Esto no es una puesta en valor del patrimonio, es una obra para el supuesto lucimiento del arquitecto que la diseñó. Lo fundamental aquí es la obra, que no tiene ningún sentido, en vez del yacimiento”, explica un veterano arqueólogo sobre los trabajos en el Castro de Toiriz. El gobierno de Silleda se limita a reseñar que “siempre se entendió que este proyecto supondrá la puesta en valor del yacimiento”. A las numerosas críticas por el “amoblamiento” de este enclave se sumaron ayer investigadores dezanos como Antonio Presas o Daniel González Alén.

En virtud de un convenio suscrito con la Diputación en 2015, el Ministerio de Fomento adjudicó en mayo a Patrimonio Inteligente SL la fase uno del proyecto de Restauración y Musealización de los Yacimientos Galaico-Romanos de Pontevedra por casi 520.000 euros, que contempla actuaciones en Toiriz y en los castros de Alcobre (Vilagarcía) y A Subidá (Marín). La obra consiste en la dotación de paneles informativos, la mejora del sendero que lleva a la corona y la instalación de bancos circulares recreando la estructura del poblado, una reconstrucción basada una prospección de georradar, cuyos resultados son “más que cuestionables”, a juicio de técnicos consultados. La actuación fue autorizada por la Dirección Xeral de Patrimonio, “que debe ser también el organismo encargado de velar por que las obras se ejecuten de la forma correcta”, apuntan desde el gobierno local.

“En Toiriz apenas había que tocar, solo rozar, limpiar y reponer los vinilos de los paneles que ya existían”, responde un experto en la cultura castreña. “Al haber políticos de por medio, lo que buscan es lucir que se invierte mucho dinero, sin importar que el resultado sea una aberración”, valora.

Hormigón y acero corten o anticorrosivo son los principales materiales de la actuación en marcha, por ejemplo, para los postes que sujetarán unos carteles informativos “de 30 centímetros de ancho, un tamaño ridículo”, dice un arqueólogo conocedor del proyecto”. Pero prima la forma, el diseño arquitectónico, antes que el contenido del yacimiento”, lamenta. A su juicio, lo que debería hacerse para minimizar los daños es “modificar el proyecto y reducir el número de elementos a colocar, levantando los dados de cimentación para ponerlos en superficie”. Desenterrar el antiguo poblado sería “una decisión nefasta”, porque las excavaciones “son para investigar, no para poner unos muros a la vista”, advierte.