Navidad. A estas alturas del año ya la estaríamos preparando, aunque falte más de un mes. Sería momento de empezar a hablar de cuándo y dónde sería la cena de empresa, la de los amigos o en qué casa y con qué gente pasaríamos cada una de estas fechas señaladas. Para algunos son días entrañables y para otros pecan en exceso de nostálgicos. Con independencia de si uno las vive con la ilusión de un niño o con escaso espíritu navideño, todos queremos pasarlas con los nuestros. Sin embargo, el de 2020 no es un año normal. Y la Navidad no será una excepción. Si todo sigue como ahora, serán pocos los que se reúnan en torno a la mesa. Sin embargo, hay ciertas partes de esta tradición que no podrá llevarse el coronavirus. Para asegurarse de ello, obradores de pastelerías y panaderías de las comarcas han iniciado ya los preparativos de los dulces más típicos. El sector espera que las ventas no se vean especialmente resentidas, teniendo en cuenta que, aunque sea en casa y con convivientes, en la mesa seguirá siendo Navidad.
En el obrador de la Pastelería Mimela los trabajos comenzaron por la elaboración de los primeros abetos de chocolate, que el año pasado fueron todo un furor y que llegan renovados y con un empaquetado que se promete muy llamativo. Antonio Sanmartín tiene previsto empezar la próxima semana de lleno con un turrón por el que esta pastelería de A Estrada tiene gran fama. Sin embargo, explica este pastelero que hasta en este postre típico el Covid-19 tiene algo que decir. En lugar de los tradicionales bloques al corte, esta pastelería opta por la venta individualizada de las tabletas, buscando preservar su seguridad sanitaria. En el momento de buscar una alternativa, Mimela ha querido hacer un guiño al estradensismo.
Sus tabletas tienen una forma de baldosa, “más que nada porque estamos situados en la calle de A Estrada en la que una de sus señas de identidad son las baldosas todas cuadradas”, indica. No faltará la abeja identificativa de Mimela y también el lema Feito na Estrada. El acento estradense llegará también al envoltorio de unos turrones que superarán en esta ocasión las 27 variedades y que se caracterizan por una elevada apuesta por la calidad. En total, Sanmartín preparará 1.750 kilos de turrón, después de que las ventas batiesen en la última campaña todas sus expectativas. Aunque el turrón es su betseller, no faltarán sus delicados panettones, elaborados con masa madre y sin conservantes.
El panettone se ha convertido en una apuesta segura. Puede encontrarse en los lineales del supermercado pero se vuelve toda una exquisitez si se saborea el que distintas firmas de la zona elaboran según la receta tradicional y contando con materias primas de excelente calidad. De los hornos de la Panadería A Fogaza ya han salido en esta campaña 250. Su responsable, José Manuel Loureiro, explica que entre mediados de noviembre y mediados de diciembre es cuando más demanda tiene. “Tiene una elaboración larga y laboriosa”, apunta. “Desde que se comienzan a amasar hasta que lo sacas a la venta igual pueden pasar 24 o 30 horas”, subraya. Tanto la variedad de fruta como la de chocolate se realizan con materias primas que hay que encargar ya en septiembre, caso de la mantequilla de Italia o el chocolate belga. Una de las particularidades del panettone es que, cuando sale del horno, hay que colocarlo “cabeza abajo”, de tal manera que la humedad se concentre en la parte superior del postre. Con ello se conseguirá una consistencia esponjosa y que el papel no se humedezca, de modo que la tentación se conserva fresca hasta un mes.
En la Pastelería Petiscos también se han puesto manos a la masa. Turrones y polvorones salen ya de este establecimiento para preparar la mesa de Navidad.
