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La pandemia que vació “la zona”

Solo tres de los bares de la Zona dos Viños de A Estrada continúan abiertos después del impacto producido por los recortes de horarios y las limitaciones de aforo

Vista de la Zona dos Viños de A Estrada en la tarde de ayer. | // BERNABÉ/ANA AGRA

Un año después de su reapertura, el bar As Catro Vigas anunció el pasado domingo su decisión de cerrar sus puertas. Era una baja más para la Zona dos Viños, un espacio cuyos establecimientos han notado el fuerte impacto de las restricciones sanitarias impuestas para frenar la propagación del coronavirus. De los siete bares y pubs con los que contaba la zona hace solo unos meses solo quedan tres abiertos en estos momentos. Se trata de tres históricos: Enredo, Navegación y O Candil de Silvia.

Por el camino se han quedado los dos pubs de la zona, los primeros en notar los efectos de los recortes horarios. Tanto el Pub M80 como el Pub Tarará lo intentaron tras el confinamiento, aunque muy limitados por las premisas sanitarias. Finalmente, los recortes en cuanto a horarios los obligaron a cerrar sus puertas, negándoles las horas de apertura donde la gente cambiaba los bares por los pubs.

Tras ellos llegó el turno de los bares. Tras el confinamiento, la zona vivió un momento de esplendor. Con la llegada del verano y con la posibilidad de llenar las calles peatonales de mesas, los estradenses tomaron la zona día tras día. Esto supuso un desahogo para los bares después de los meses que tuvieron que pasar cerrados. El buen momento duró sin embargo pocos meses. La llegada del mal tiempo se unió a los recortes de horarios y aforo. Todos aguantaron mientras se mantuvo el cierre a las 1.00 horas, a pesar de que eso obligaba a perder horas de muchos negocio para muchos.

Finalmente, el estado de alarma y el cierre a las 11.00 horas trajo el primer adiós, el del Vinte Berzas, que anunció su cierre de manera temporal hasta que la situación mejore. “No podemos usar la barra y el aforo es del 50%. Nuestro bar es pequeño y para cuatro mesas no nos compensa. Nosotros además vivimos mucho de las copas, pero con el cierre a las once nos corta todo”, explica Rubén Souto. “A ver si en Navidad podemos volver a abrir pero mientras las cosas sigan así no lo veo. Para nosotros es sin embargo la mejor época del año.”, lamentó. “Es una pena. No solo por la zona, que es algo que a mí me duele especialmente. Es triste ir por el pueblo y ver tantos negocios cerrados o sufriendo”, afirmó.

El siguiente en cerrar sus puertas fue As Catro Vigas. En este caso, su responsable, Gonzalo Pose, explica que seguramente será un cierre definitivo. “Ahora mismo no me veo cerrando seis meses y volviendo a abrir después. Llevamos meses muy estresantes, buscando y pensando siempre cosas que pudiesen cambiar la dinámica”, explica el hostelero, que destaca el reducido espacio que tiene en su bar como un gran condicionante. Para Pose, el futuro de la zona es “incierto”. “A la zona se nos crucificó bastante este verano. El boca a boca decía que la zona era un descontrol y que no se cumplían las normas de distanciamiento. También que vino la Policía a poner multas. Nada era cierto. El futuro de la zona creo que es incierto porque ahora mismo la gente tiene miedo y no sale a un bar a socializar”.

“Estamos tres pero bailando sobre nuestra tumba”, explica Silvia Otero, de O Candil de Silvia. “Ahora mismo la gente tiene miedo y casi no hay nadie. El fin de semana pasado hubo muy pocos. Espero que esto se recupere pronto. Al llover y al no poder tener terraza ya sabíamos que iba a venir un invierno muy duro pero todavía estamos en otoño y ya lo estamos pasando mal”, explica. En otras ocasiones sin embargo las limitaciones de aforo la obligaron a tener que echar pandillas enteras.

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