El Fogar San Miguel quedó ayer sin actividad, una vez que la Xunta de Galicia se hizo cargo de sus 18 usuarios. Los cinco con mayores problemas de dependencia fueron ingresados en el Hospital Policlínico La Rosaleda, mientras que los otros trece están en el Centro Galego de Desenvolvemento Integral (Cegadi); a este edificio de Santiago habilitado para acoger a personas mayores y dependientes habían sido llevados seis internos ya el lunes y otros tantos el miércoles.

Juan Frade, hijo de los propietarios del geriátrico –hospitalizados por coronavirus desde el martes–, indicaba ayer que ni todos los usuarios ni todos los trabajadores habían dado positivo en las PCR. “Una señora marchó de aquí siendo negativa”, afirmaba el joven. En efecto, la mujer salió como no contagiada en los test, pero desde la Consellería de Política Social indican que, además de que “puede ser un falso negativo”, se considera positiva por haber convivido con los demás enfermos. Por eso, en el parte oficial remitido por el Sergas figuran como positivos los 18 usuarios.

También aparecen como portadores del SARS-CoV-2 diez trabajadores, cuando en realidad son nueve. Pero en este caso la confusión es atribuible en parte a la propia residencia, puesto que notificó menos empleados de los que tiene. De hecho, el propio Benjamín Frade había asegurado el lunes y el martes a esta Redacción que eran nueve en plantilla y ayer su hijo señalaba que eran diez. Sin embargo, desde Política Social se cifran en once los trabajadores, una vez cotejados los datos con la propia empresa. Eso sí, no todos ellos están contagiados. En concreto, tanto la administrativa como la animadora sociocultural han dado negativo en los test, y esta llevaba una semana sin acudir al centro de Ponte y la primera no tiene contacto con los residentes.

Fogar San Miguel podrá retomar su actividad en cuanto disponga de medios para hacerlo. El miércoles intentó en vano contratar gerocultores para mantener sus servicios. “Debí llamar a sesenta personas y no encontré a nadie, y lo comprendo”, declaraba ayer Juan Frade, contagiado de Covid-19 y agotado tras unos días de frenética actividad, pero aliviado por haberlo “solucionado”.

“Fue una desgracia, no sabemos por dónde entró”, manifiesta el joven, que se queja de “la tardanza” de los PCR, si bien dice no tener ganas de pelearse con nadie. “Tengo a todos los míos muy jodidos y tengo que estar pendiente de ellos”, concluye, no sin antes mostrar su “enorme agradecimiento a las compañeras que se dejaron el alma estos días al pie del cañón” para que los ancianos “salieran de aquí como salieron, por su propio pie los que podían”. Una gratitud que hace extensiva a la lavandería, “que desde el primer momento lo hicieron todo por nosotros, son maravillosos”.

Cabe reseñar que en el parte del Sergas se mantienen como positivos dos trabajadores de la residencia Nuestra Señora de los Dolores, de Forcarei. No consta ningún otro caso en Deza y Tabeirós-Montes.

Crecen los contagios en Lalín, Silleda y Cruces

En línea con lo que sucede en el global de Galicia, los municipios de Lalín, Silleda y Vila de Cruces incrementaron ayer significativamente su número de contagios. En la cabecera comarcal dezana había 52 casos activos, esto es, cinco más que los registrados dos días antes y la cifra más alta del presente mes; de hecho, hay que remontarse a septiembre para encontrar un volumen similar de enfermos. Mayor crecimiento se da en Silleda, que pasó de 23 casos el miércoles a los 29 de ayer, en este caso claramente relacionados con el brote registrado en el Fogar San Miguel, que aglutina la práctica totalidad de los pacientes. En Vila de Cruces había ayer catorce casos activos, tres más que la víspera y eso a pesar de que se dio una alta médica por curación. Este municipio está en alerta amarilla, mientras que Lalín, Silleda y A Estrada continúan en el máximo nivel, rojo. Sin embargo, el municipio de Tabeirós presenta una tendencia al decrecimiento de los infectados, pues ayer eran 43 los casos activos –uno ingresado– en tres brotes localizados, uno menos que el día anterior.

Diez positivos en siete centros educativos

Prosigue el goteo de positivos en los centros educativos de las comarcas. El parte remitido por el Servizo Galego de Saúde incorporaba ayer un caso en el IES Marco do Camballón, de Vila de Cruces. Se suma así a los registrados en los estradenses institutos Manuel García Barros (3 casos) y Losada Diéguez (2) y colegios Nuestra Señora de Lourdes y Manuel Villar Paramá, de Vea, con un caso cada uno. En Lalín, consta un contagio relacionado con el Conservatorio de Música Profesional y otro en la escuela infantil A Galiña Azul del polígono. En el municipio de Cerdedo-Cotobade figuran siete positivos en dos centros, aunque ambos fuera del territorio comarcal: Cinco en el IES de Cotobade y dos en el CEIP de Tenorio.

Alta hospitalaria para el escolar de Vilatuxe

El alumno del CEIP Vicente Arias de la Maza, de Vilatuxe, se recupera favorablemente de las heridas que sufrió en un ojo el pasado 16 de octubre, al echarle un compañero gel hidroalcohólico. Dos semanas después del accidente, el pequeño Fabrizio podría recibir hoy el alta hospitalaria para continuar con el tratamiento médico en su casa, tal como le indicaron los facultativos ayer a su madre.

Al niño, de 3 años, le realizaron un trasplante de membrana el pasado día 20 y este miércoles, día 28, volvió a entrar al quirófano para quitarle los puntos que tenía en el ojo y colocarle una lentilla que tendrá que llevar durante algún tiempo. “Si todo va bien, marchamos mañana”, decía ayer Llúbica Noelia Sardi Olivares, que ha permanecido prácticamente las últimas dos semanas pegada a la cama de su hijo. Los médicos le dijeron que tendría que llevar a su otro hijo, mayor que Fabrizio, “para extraerle sangre y ponérsela en el ojo del pequeño”.