Huerto urbano para los pisos del edificio que ampliará Gadis y el parking Catromar

Si algo ha enseñado el confinamiento es a valorar las pequeñas cosas. Y fue en ese difícil momento en el que a muchos urbanistas se le caían metafóricamente encima las paredes de su piso cuando a los responsables de Proinlamela y Bamarti se les ocurrió dotar de un huerto urbano propio de 20 metros cuadrados a cada una de las ocho viviendas del edificio energéticamente eficiente que acaban de construir en plena milla de oro comercial estradense, en el número 27 de Calvo Sotelo de A Estrada.

Se trata del inmueble cuyo bajo de 400 metros permitirá ampliar en los próximos meses el supermercado Gadis colindante y cuyo sótano también permitirá ensanchar en otros 400 metros el aparcamiento público subterráneo de Catromar al que se accede por la calle San Antón. La finalización de las obras la pasada semana ha marcado el inicio de la tramitación de la licencia de primera ocupación y de la puesta a la venta de las viviendas.

En cuanto a los huertos urbanos que Proinlamela y Bamarti convinieron en ceder sin a los futuros compradores, se han habilitado en la amplia terraza posterior del inmueble (un espacio comprendido entre las traseras de los edificios de Calvo Sotelo, Justo Martínez y San Antón). Han sido delimitados como cubículos independientes de 20 metros cuadrados, pero abiertos por su parte superior, de modo que puedan beneficiarse de la luz natural y la lluvia que necesitan las plantas para su óptimo crecimiento. Uno de ellos ya ha sido acondicionado parcialmente y alberga macetas de numerosas plantas aromáticas, decorativas y hasta de pimientos de Padrón. A quien no le guste la jardinería o la agricultura -apunta el gerente de Bamarti, Fernando Martínez- este espacio le brinda la posibilidad de tener disponible una zona exclusiva para uso y disfrute de su familia en la que, por ejemplo, los niños podrán jugar al aire libre, en esta especie de era de su casa. Es un nuevo elemento diferencial para un edificio que ha sido concebido conjugando tradición y modernidad.

Lleva piedra natural -del propio inmueble, reciclada de una casa de 1850 y de una cantera próxima- en ambas fachadas, conjugada con la calidez de la madera que presenta en la escalera, el pasamanos combinado con la forja original de la balaustrada de la vieja escalera y la fachada de los áticos. Es de madera termotratada a 360º para garantizar que no da problemas y se conjuga con unos grandes ventanales de corredera que, deslizándose, permiten fusionar cocina-salón con terraza. Y es que áticos y viviendas han sido concebidos como espacios diáfanos tipo loft, accesibles para personas discapacitadas, con suelo radiante frío-calor y un cuidado aislamiento térmico y acústico. De hecho, este último es más exigente que el ya elevado que le impone la normativa actual a los bares.

En la que supone la primera obra que Bamarti construye en A Estrada desde 2005, hasta los cristales están estudiados para garantizar el confort. Los de Calvo Sotelo protegen del calor excesivo y los de la parte posterior del inmueble evitan que entre el frío y salga el calor. Pero la calidez no solo es cuestión de temperatura. Se percibe desde la entrada. Unas viejas maletas y un carrito de bebé propiedad de los primeros moradores del inmueble y fotos antiguas de A Estrada en los buzones rinden tributo a la emigración que impulsó el desarrollo de A Estrada así como a los estradenses de antaño, que hicieron posible que la villa sea lo que es hoy.

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