Una de las personas impulsoras del Dorotea, Paula Rivela, explica que durante el confinamiento el contacto entre las dos generaciones (o casi tres) fue a golpe de nuevas tecnologías. "Durante el estado de alarma tuvimos un club de lectura virtual, de modo que leíamos tres libros muy cortos todas las semanas y los domingos, mediante un grupo de Facebook, compartíamos impresiones". Pero las dificultades de varias personas usuarias para acceder a la red social o, simplemente, la carencia de un smartphone, motivó que tras el estado de alarma, en la primera jornada de reencuentro hubiese un coloquio y posteriormente clases teóricas y prácticas con teléfonos de última generación.
Las medidas de restricción que aplicó Sanidade en Silleda supusieron otro parón en Dorotea, pero el próximo fin de semana retomará las actividades, "al aire libre y adaptándonos" a las condiciones que marca la situación sanitaria. A sus propuestas dominicales acuden vecinos mayores de Breixa, pero también del casco urbano de Silleda o de Manduas. Al ser preguntada de por qué la sede está en Breixa, responde con un contundente "¿y por qué no? A veces tenemos que descentralizar e ir a nuestras aldeas, porque nosotros creemos en la filosofía rural-up, y Breixa puede ser un espacio piloto" que sirva de modelo a otras iniciativas similares. Porque, al fin y al cabo, la soledad no es solo cosa de personas mayores.