La restauración de la Ponte dos Cabalos, que costean Agader y los concellos de Lalín y Agolada, estará lista antes de que finalice el año. Los 115.000 euros que costean Agader y los Concellos de Lalín y Agolada han de servir no solo para recuperar un puente milenario (fue construido en el año 970), sino para poner en valor la propia pasarela y su entorno. El alcalde lalinense, José Crespo, adelantó que su gobierno promoverá una segunda fase para dar a conocer el enclave "y hacer cosas importantes preservando el tema patrimonial". Considera necesario también ver qué se puede hacer con el camino original de acceso al pontón, puesto que del lado lalinense está encajonado entre los muros de las fincas. Esa ya una cuestión que compete a Patrimonio. Por de pronto la edil de Turismo de Lalín, Begoña Blanco, anunció que cuando las obras estén más avanzadas se programarán visitas guiadas a la zona, como se hizo en su momento con la iglesia de Lalín de Arriba.

Crespo y Blanco visitaron ayer los trabajos que ejecuta la empresa Groma Obras, junto al eurodiputado lalinense, Nicolás González Casares, el presidente del GDR Terras do Deza y alcalde de Rodeiro, Luis López, el técnico del GDR, Ramiro Ruibal, y el director de la obra, Luis Fernández. No pudo acudir, finalmente, el teniente de alcalde de Agolada, Óscar Val.

La presencia de González Casares estaba más que justificada, tanto porque la obra se financia en un 75% con fondos europeos como porque el acuerdo con Agolada para recuperar el puente ya viene del gobierno cuatripartito, como también recordó Crespo. Casares apuntó que la zona es un lugar frecuente de baño durante el verano, y el alcalde anotó que cerca hay una isla privada de unos vecinos lalinenses. El potencial turístico de Ponte dos Cabalos también fue el eje de intervención de Luis López-. Recordó que la calidad de este proyecto le permitió obtener una buena puntuación en el baremo de ayudas de Agader. Es, además, el segundo puente que se reconstruye a través del GDR, después del cruceño de Remesquide.

El temor de González Casares y del propio director de obra era que un temporal destruyese por completo lo que quedaba en pie del pontón. Luis Fernández explicó que los trabajo comenzaron con una limpieza profunda del entorno una vez que se dispuso de permisos de Augas de Galicia, patrimonio y Medio Ambiente. Esta retirada de maleza supone una limpieza pero también crear un aliviadero para que suba menos el nivel del agua cada vez que se produzca una riada. Hubo que recoger varias piedras caídas al cauce del Arnego, algunas desde uno de los pretiles [los muretes] del pontón. Están clasificadas tras ver si se trata de piedras trabajadas o son naturales, y se usarán en la restauración en la medida de lo posible.

En estas primeras semanas de trabajo se acometieron pruebas de color de mortero de cal para imitar los ya existentes. A continuación habrá que rejuntar el puente y reconstruir el parteaguas que, unos metros más arriba, dividía el cauce entre los dos ojos del pontón. Ahora mismo, ese parteaguas está bastante desmoronado. Los trabajos que también habrá que acometer pasan por la recuperación y nivelación del tablero, que es la plataforma por la que se podrá circular. Aquí, Fernández explicó que se irá de un lado hasta el oro, limpiando por tramos pequeños las piedras, retirando tierra y demás elementos, para después poder rellena las juntas y evitar así que vuelvan a nacer plantas que afecten a la estructura. Al mismo tiempo, se colocarán losas ya niveladas. La intervención contempla también la dotación de una escalera de acceso desde el tramo de Agolada, para facilitar la entrada y poder estar en la zona baja del puente, un paraje que goza de un gran encanto natural.

A Ponte dos Cabalos está integrada en el Camiño Real que unía la parroquia lalinense de Parada con la de San Pedro de Ferreiroa, en Agolada. Por eso, los trabajos que dirige Luis Fernández incluyen el desbroce y señalización de ese tramo entre las localidades, así como la colocación de un panel interpretativo.

La Ponte dos Cabalos y su función como pasarela sobre el Arnego de ese Camiño Real queda clara si se tiene en cuenta que siglos atrás se la conocía con otro nombre, Ponte do Portego o Pontádego. El nombre hace referencia, como indica el blog Galicia Máxica, al portazgo que había que pagar si se deseaba cruzar el puente. Había sobre el puente una piedra con un canal lateral que podría ser parte de una puerta que cerraba ese paso. Ponte dos Cabalos tomó su nombre actual tras la invasión francesa. Una emboscada entre soldados galos y los vecinos dejó sobre la calzada del puente varios cadáveres de caballos. Y en el lugar, como recuerda el citado blog, se acometieron también varios asesinatos de vecinos, a manos de los carlistas, en 1839.