Lalín retoma las actividades culturales tras las restricciones y lo hace con una exposición en el Museo Ramón María Aller. Art Lalín: Pataka no cocido estará disponible en el recinto desde mañana, con la inauguración a las 19:00 horas, hasta el 20 de noviembre. El colectivo Pataka está constituido por personas heterogéneas, de diferentes edades, estilos y disciplinas creativas cuyo denominador común es la pasión por el arte y la palabra. El colectivo ha realizado diferentes exposiciones en Cambados, A Coruña, Santiago o Madrid y ahora llegan a Lalín, tierra del cocido que tiene como ingrediente estrella la pataca.

Pataka es el nombre por el que era conocido el bar Negreira de Santiago, espacio donde los miembros del colectivo empezaron con sus reuniones para dar marcha al colectivo. El apodo que recibía el recinto era debido a su reconocido pincho de patata guisada que traía el sabor antiguo de los fogones a fuego lento. Como homenaje a este lugar que ya no existe, el colectivo lo conserva y lleva a donde él va.

La muestra contempla varias piezas artísticas de diferentes disciplinas como esculturas, fotografía, pintura o arte pop, entre otras en las que utilizan diferentes materiales, como la piedra, madera, bronce o incluso cemento, entre otros. La variedad va de los lienzos a las telas de saco o incluso de piezas encontradas que se introducen en sus composiciones a las representaciones mitológicas.

En la exposición de Lalín participan diez artistas de diferentes lugares. Vicente Ruiz Soldevilla, madrileño que trae a la exposición material multimedia, jugando con los colores, texturas y formas, en este caso desde el mar y sus puertos. Alfonso Rivero de Aguilar, ferrolano que exculpe el femenino, abstrayendo la figuración y tratando los materiales como joyas, especialmente cuando se trata de cuarzo.

Méndez, el escultor reconocido como Pitelos, tiene al surrealismo como bandera, creando mundos que nacen del huevo, mitologías que vuelven a la actualidad o engañando la visión con cuadros que semejan estar en estantes. Jorge Agra, pintor que muestra iconografías urbanas que van desde la banda diseñada a la publicidad pop y sus mensajes, la imagen con los trazos que define una época, o a la lectura de la actualidad sobre un lienzo. Andreas Ruíz juega con la historia, el pasado filtrado por el tiempo, pasando de la deconstrucción a la digitalización o lo que suceda en cada punto escogido.

Camilo Seira es uno de los escultores de la muestra que baraja diversos materiales, pero especialmente la piedra y el granito, mostrando aires románicos en la temática que gira en torno del tótem sacrificado para mantener a la familia. Leonor Dubrovin, pintora y escultora, que envuelve los pensamientos a través de su vanguardismo. Pilar Feás, se apoya en la ecología. Ramón Conde filosofa con las figuras de gordos, y Marián Paredes, la última integrante, hace girar las figuras en un movimiento sinuoso. En la muestra lalinense falta uno de los componentes, Carita Dubovin que realiza tapices. Son diferentes formas de entender el arte que se reflejan en cada una de las piezas.