La temporada alta de incendios remata mañana, 30 de septiembre, y lo hace en las comarcas con algún que otro susto no tanto por la magnitud de incendios forestales sino por siniestros como los que afectaron a una casa deshabitada en Ventosa, o al forraje seco de sendas ganaderías en Cangas (Lalín) y Fiestras (Silleda). Sin embargo, el más virulento fue el fuego de un solar lleno de maleza en la rúa Trasdeza, en Silleda, el 17 de julio. Las llamas afectaron a un inmueble cercano cuya fachada aún está pendiente de restauración.
El propietario de la finca, como días después apuntó el alcalde, Manuel Cuiña, había recibido un requerimiento el día 8 de eses mes, por el que se le daban 10 días de plazo para que desbrozase la parcela. Por desgracia, el fuego ya se encargó de hacer el trabajo. El siniestro, al menos, sirvió para concienciar a las personas que tienen terrenos en lo que se denominan franjas secundarias, en los 50 metros inmediatos a viviendas y núcleos de población. En teoría, tienen que estar limpios antes del 31 de mayo (este año se amplió al 16 de julio, por el estado de alarma) para entrar en la temporada alta de incendios con un riesgo mínimo o nulo en las aldeas y villas. Y en la práctica, las notificaciones aún siguen abiertas hoy en día, dadas las dificultades para localizar a los dueños o a sus herederos.
Desde la concejalía de Medio Ambiente de Lalín su responsable, Cesáreo Reboredo, indica que en lo que ve de año el concello expidió 142 notificaciones para la puesta a punto de otras tantas fincas. Y lo curioso es que de esta cifra, "más de la mitad, se localizan en el casco urbano". Habitualmente, los concellos mandan notificaciones motu proprioa los dueños o intervienen una vez que reciben una reclamación por parte de vecinos. Desde Lalín, Medio Ambiente localiza al dueño "y la mayoría accede a desbrozar". Lo que ocurre es que a ves hay hasta 12 herederos de una finca cuyo titular ya ha fallecido, o en otros casos es una persona muy mayor que no puede encargarse por si mismo de retirar la maleza.
La Xunta da la opción a los concellos de entrar en la finca en cuestión, desbrozar y pasar después la factura de gastos al dueño. Existe también la posibilidad de los propios titulares de adherirse a un convenio de gestión de biomasa, de la que se encarga la empresa pública Seaga. Por el momento, Lalín no tuvo que entrar en ninguna finca privada a desbrozar., "Salvo en un 10% de casos, el resto de dueños sí suelen acatar" la tarea de limpiar sus parcelas. Silleda tampoco tuvo que asumir esos desbroces de particulares, y por el momento ha enviado este año 43 notificaciones. Los requerimientos del concello vecino de Vila de Cruces están en 30, las mismas que tuvo que expedir Agolada.
La cifra sí ha bajado considerablemente en Rodeiro. Su alcalde, Luis López, apunta que hasta la fecha se remitieron 12 notificaciones. Son menos que el año pasado, porque "los dueños suelen acordarse, de un año para otro, que tienen que mantener limpias las fincas más cercanas a las aldeas". También es verdad que ayuda que Rodeiro fuese uno de los primeros concellos gallegos en disponer de un plan municipal de incendios y una de sus parroquias, Arnego, está entre la lista de "prioritarias". ¿Qué significa esto? Pues que la Xunta prima en ella la prevención de incendios, dada la virulencia de siniestros que tuvo años atrás.
Hasta el año pasado, había otras dos parroquias con triste historial en cuanto a fuegos. Dozón y Bidueiros estaban consideradas parroquias de alta actividad incendiaria. En el Pladiga 2020 salieron de la lista. En todo el municipio de Dozón fue necesario hacer tan solo dos notificaciones, cuyos expedientes están en trámite. Uno pertenece a la parroquia de Sanguiñedo y otro, a la citada de Dozón.
