A mediados de la próxima semana, la Consellería de Sanidade volverá a revisar la situación epidemiológica de Lalín y Silleda para decidir si continúa o no con las restricciones en comercio, hostelería, eventos culturales y reuniones. Por de pronto. Lalín cumple mañana sábado dos semanas de medidas de contención, las mismas que sigue Silleda desde el día 16.

El informe de la Dirección Xeral de Saúde Pública de anteayer aconseja continuar con las restricciones porque los dos municipios siguen presentando las tasas más elevadas: entiende que en Silleda aumentaron los casos respecto a la semana anterior y que Lalín, aunque desciende, su volumen de positivos es el más alto de Deza y suponen más del 50% de los totales declarados. Sanidade añade que el brote en un bar de Lalín (confirmado a principios de mes y que fue el segundo del municipio) "parece que amplificó la transmisión, ya que posteriormente comenzó la aparición de casos entre familiares y en este momento parece que se está extendiendo hacia el municipio de Silleda". El perfil de los clientes que acudían a este bar explica que afecte a edades medianas.

El brote en el local de la calle B "sigue teniendo las características de riesgo alto/medio por la tasa de incidencia en los últimos tres días, el porcentaje de positividad de las pruebas PCR realizadas en la zona del brote y el porcentaje de positividad de las pruebas PCR realizadas a los contactos de los casos detectados", añade el informe.

Sobra recordar que las medidas de contención en Lalín forzaron la cancelación de cualquier evento tanto durante los fines de semana como en las fiestas patronales de As Dores. El impacto ha tenido como diana al sector de la hostelería, que seguirá sufriendo las consecuencias de la pandemia cuando arranque la temporada de reserva de cocidos, a principios de octubre. Alejandro Iglesias, del restaurante Cabanas y miembro de la directiva de la AED, admite que durante estas dos semanas de restricciones "sí se nota una menor afluencia. Septiembre ya solía ser flojo de por sí, salvo durante las fiestas patronales".

Pero la repercusión que tuvieron las medidas de Sanidad incluso a nivel nacional desanimaron a muchos clientes foráneos a la hora de visitar Lalín. Y más si se trata de encargar un cocido, una comida que normalmente se hace en grupo. "Suele ser una comida grande, así que la solución ahora es organizarlo en mesas de seis personas, por ejemplo". En el caso del Cabanas, el verano pudo capear la ausencia de clientes foráneos con las reservas de vecinos que decidieron pasar el estío en la villa, en lugar de irse a su residencia de vacaciones para, precisamente, evitar riesgos de contagio.. A Iglesias no le consta que ningún restaurante del municipio haya tenido que echar el cierre por la presión que está ejerciendo la pandemia sanitaria sobre el sector desde marzo, "pero sí es cierto que varios locales continúan con ERTE". Apunta que la situación está siendo mucho más grave en otros puntos de la comunidad. "Los proveedores nos dicen que la caída de clientela es general, y que en el caso de Ourense, en calles como doctor Fleming están todos los negocios cerrados".

La incertidumbre sobre el arranque de la temporada de otoño en la hostelería lalinense también se cierne en los negocios del rural. Si el restaurante Cabanas disponía de espacio suficiente para separar mesas, La Robleda, en Vilatuxe, optó por mantener el sistema que ya tenía cuando el Estado aún estaba en la fase 3 de la desescalada. Y, en casos de grupos grandes, se reparten sus miembros entre varias mesas. A la hora de hacer balance, apunta que "en nuestro caso, el verano fue bien dentro de las limitaciones, pero ahora no podemos hacer ningún tipo de previsión", apunta el propietario del negocio, José Antonio González. Coincide con Iglesias en que el aumento de casos en el municipio "asustó a la gente", por eso pide que las fuerzas de seguridad sean más contundentes a la hora de vigilar la hora de cierre de los locales o que éstos cumplen con todas las pautas de seguridad y aforo.

"De momento, la actividad está muy parada entre semana, así que suelo cerrar antes de la una de la madrugada", que es la hora tope marcada en las restricciones. Sin embargo, González sabe que "hay locales que continúan funcionando hasta las tres ó cuatro de la madrugada- Hay algunos negocios que deberían estar directamente cerrados" para evitar no solo riesgos de contagio, sino para que su actitud dejase de perjudicar al resto del sector. Este empresario, por otra parte, también cuestiona medidas como el hecho de no poder consumir en barra. Explica que "si estoy detrás de la barra, tengo una distancia con los clientes, pero sí tengo que ir a las mesas" sí puede entrar en riesgo de contagio.

Campaña de promoción

Mientras Lalín cumple medio mes con recortes de aforo en comercio y hostelería, Silleda lleva 10 días con unas medidas que también afectan al volumen de clientela en los negocios. La presidenta del colectivo ECOS, Yolanda Mato González, explica que en las tiendas de ropa y calzado "sí se nota que acude menos gente mayor". Además, los locales optaron por intensificar las tareas de prevención, "de modo que distribuimos nosotros el gel hidroalcohólico a cada cliente que entra", además de planchar con vapor cada una de las prendas que toca la clientela. El colectivo no puso en marcha este año una campaña de vuelta al cole, pero está diseñando para el mes de octubre una iniciativa de promoción que implicará tanto al sector del comercio como a los negocios de hostelería del municipio.