Un joven de 30 años, empleado de la firma de cerrajería lalinense Metalbo, falleció en la tarde de ayer mientras trabajaba en las instalaciones del matadero situado en el polígono de Botos. Aunque las causas de la muerte están siendo investigadas por el equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Lalín, desde el 112 se informó que Adrián Ferreiroa Gutiérrez estaba trabajando en una de las dependencias de la sociedad Frigodeza soldando un ascensor y, por causas que se desconocen, el elevador descendió a una estancia inferior donde se existía un dispositivo con gas -supuestamente el producto autorizado para el aturdimiento de animales previo a su sacrificio- que, por causas que se desconocen, inhaló y finalmente fue lo que le provocó la muerte.

Pasadas las 17.05 horas el 112 recibía una alerta y al momento se movilizaron Guardia Civil, Policía Local, Emerxencias Lalín, personal sanitario y un helicóptero medicalizado del 061. Tras practicarle técnicas de reanimación, finalmente no se pudo hacer nada por salvarle la vida al trabajador, que acabó falleciendo minutos después. Es más, la aeronave de los servicios de emergencias sanitarias ya no intervino en la evacuación de la víctima.

El joven, con raíces en la parroquia de Soutolongo, residía en el núcleo urbano lalinense y, según comentan desde su entorno, tenía dos niñas de corta edad.

La investigación policial deberá determinar ahora las causas del fallecimiento, aunque todo apunta a que se trató de un accidente laboral, cuyas razones deberán ser dilucidadas por las autoridades competentes.

Comunicado de Frigodeza

A última hora de la tarde de ayer Frigodeza emitía un comunicado para lamentar "el fallecimiento de un trabajador de la empresa Metalbo, proveedora habitual de los servicios de mantenimiento, mientras realizaba tareas de mantenimiento en un ascensor". La compañía anunciaba asimismo la apertura de una investigación interna "para tratar de esclarecer las circunstancias de la tragedia y, al mismo tiempo, nos ponemos a disposición de las autoridades pertinentes para colaborar en cualquier investigación orientada al esclarecimiento de los hechos". La empresa de la familia Campos trasladó, en su nombre y en el de su plantilla, "nuestro pesar y nuestras condolencias a los familiares, amigos y compañeros de trabajo del fallecido, al tratarse de un operario muy conocido y apreciado en el matadero ya que recurrentemente acudía a realizar tareas de mantenimiento", señala.