La vía de alta capacidad que comunica la capital de Galicia con la comarca dezana acumula varios años consecutivos de récord de desplazamientos, pero este todo apunta que no será así a consecuencia de la pandemia sanitaria. El confinamiento y las restricciones de movilidad sitúan a la AP-53 en unos niveles de tráfico casi ridículos en algunos meses del esta primera mitad del año.
Solo el pasado junio -conviene recordar que la movilidad interprovincial no fue permitida hasta el día 8 del mes anterior- la vía de pago se recuperó un poco, pero con cifras muy por debajo de las propias de esta época del año. Sirva como ejemplo que, mientras que la Intensidad Media Diaria (IDM) calculada por el ministerio fue de 4.019 coches al día, en junio del año pasado habían sido casi 7.500 o 7.000 en el mismo mes de 2018. Desde que la autopista fue abierta al tráfico en su totalidad, en 2004, entre Santiago de Compostela y el Alto de Santo Domingo (Dozón) nunca se registró un sexto mes del año con menos tráfico que ahora pues para observar el peor dato de utilización de la vía hay que remontarse a junio de ese año, cuando habían sido 4.426 desplazamientos diarios. Solo en 2003, con la posibilidad solamente de moverse entre Compostela y Silleda, la circulación había sido menor, con 3.525 viajes diarios.
A la espera de ver los registros oficiales del verano -la etapa del año de mayor dinamismo para la vía gestionada por Autopista Central Gallega (Acega)- los primeros seis meses del presente curso arrojan niveles de tráfico muy pobres. Es más, la utilización de la AP-53 suele incrementarse en primavera y sobre todo en junio, ya a las puertas de la época estival, con un menor volumen de viajes en enero o febrero. Pues bien, el segundo mes del año ha sido cuando más vehículos han circulado por esta infraestructura de pago, con 6.673 vehículos en total al día, de los que 389 son pesados. El presente 2020 arrancó con 5.954 desplazamientos diarios -404 de vehículos de mayor tonelaje-. En marzo, con la declaración del estado de alarma el 14 de ese mes, la autopista evidentemente se resintió y despidió esas cuatro semanas con casi la mitad de tráfico que en el mes anterior. Fueron exactamente 3.654 las personas que hicieron uso de la misma. Abril y mayo conforman el período de menor demanda de esta infraestructura, hasta el punto que los niveles de circulación se pueden calificar de anecdóticos, sobre todo en abril, cuando la intensidad media diaria se quedó en 1.414 desplazamientos en total y 280 vehículos pesados. En mayo llegó un ligero repunte, pero curiosamente no para vehículos pesados, con solo 242 de media por día, mientras que el tráfico total ascendió a 1.755 viajes.
De los datos que ofrece periódicamente el ministerio se pueden sacar algunas conclusiones. La AP-53 cuenta con salidas en Ribadulla (A Coruña), A Bandeira, Silleda y Lalín, una vez que si bien la infraestructura remata en Dozón, las tres últimas salidas están a la altura del parque empresarial Lalín 2000, en Botos y en la zona de Catasós, todas ellas en el término municipal lalinense. Sobra decir a estas alturas que el precio de la AP-53 es muy elevado y por un viaje entre la capital dezana y Compostela de ida y vuelta en un turismo hay que pagar 12,10 euros, el doble en el caso de los vehículos de mayor tonelaje. Y por los apenas cinco minutos que se tarda en llegar de Lalín a Silleda Acega cobra 2,50 euros. Quizá ahí se encuentre la razón para entender que este tramo es el menos utilizado. En junio pasado fueron 3.469 vehículos, mientras que el promedio de los otros tramos, incluido el competo de toda la vía, rebasa los 4.000.
