Lo sienten cada año. Es una emoción difícil de explicar, que los atrapa incluso cuando la tradición de la Rapa das Bestas no galope por sus venas. Comparten con los vecinos de Sabucedo cada momento. Les siguen monte arriba y son partícipes del amor que sienten por estos animales, del respeto infinito que les ayuda a comprender sus ansias de libertad y los anima a dejarlos marchar después de cumplir juntos con la tradición. Buscan en cada edición de esta fiesta esa foto nueva, esa imagen diferente a las demás que congele el momento de mayor fuerza o emoción. En el fin de semana en el que también a ellos les tocaría pisar la arena del curro de Sabucedo, profesionales de la fotografía de las comarcas que cada año contribuyen a engrandecer el archivo de esta Fiesta de Interés Turístico e Internacional repasan su propio álbum, reviviendo sensaciones y volviendo a sentir que la pasión del encuentro empaña su objetivo.

Javier Lalín cubrió la Rapa das Bestas por vez primera en el año 2000. Aquella experiencia no tuvo nada que ver con las más recientes. "No conocía tan bien la Rapa. Era todo novedad y todo me sorprendía", dice. Confiesa que le gustaría ir para su propio disfrute como fotógrafo, sin tener que estar sujeto a los tiempos de los medios de comunicación. "Estar trabajando para un medio de prensa diaria hace que cubrir la rapa sea más complicado porque tienes otras cosas que hacer, no la cubres como quisieras. Estás limitado. Lo ideal sería irte para allí todo el día y no estar pensando en que te tienes que ir". "Me gustaría ir a hacerlo para mí. A mi manera. Sin estar limitado por los estándares de fotos que interesan".

Para Lalín las fotos más espectaculares de la Rapa están en el curro, aunque también reconoce que es el escenario más complicado. Primero, porque los fotógrafos tienen un tiempo limitado de bajada al foso, estando condicionados por lo que allí suceda en ese momento, la acción de los aloitadores, el comportamiento de los animales o la presencia de los demás compañeros de profesión. A ello suma el respeto que infunden los caballos. "Todos los fotógrafos vamos a tener imágenes parecidas. Si buscas una foto distinta, tiene que ser en el monte. En el curro estás limitado y cualquiera va a conseguir fotos espectaculares; solo hay que estar un poco atento y disparar", explica. Con todo, Javier Lalín se muestra convencido de que para conseguir una foto de la Rapa das Bestas "buena y distinta", se necesitan años. "Puedes tener suerte, pero es difícil", estima.

"Para mí lo más importante es sentirla, y sentirla en todos los aspectos del proceso", comenta Cristina Montouto. "El monte, bajar y sentir a los caballos en el curro? el olor, el calor que desprenden". Tras superar su miedo a bajar al foso para tomar imágenes, confiesa que en 2017 se enamoró profundamente de la Rapa. "Poder pisar el curro es un privilegio, sentir el estrés y la calma del momento y, finalmente, ver a los caballos irse hasta el año que viene. Es sentirla y vivirla", expresa.

"A mí lo que más me gusta es la subida al monte", apunta, por su parte, Patricia Figueiras. Confiesa que disfruta con la luz de este espacio, tratando de captar esa forma que tienen los de Sabucedo de reunir las manadas. "Lo mejor es poder contar una historia a través de cada momento vivido. Buscas detalles y cada año encuentras un recuerdo diferente. La Rapa es magia", resume. La cubre desde 2006 y acude a la parroquia aunque tenga el día libre.

Marga Fraga tiene claro qué foto escogería entre las suyas de la Rapa: una en la que ve reflejado que el caballo es el verdadero protagonista, "con toda su fuerza y libertad". "Están ya todas las fotos hechas. Se ha hecho todo lo habido y por haber. Cada año que voy supone un reto intentar encontrar algo que no se haya visto ya. Por supuesto no lo consigo (risas) pero todos los años lo intento", apunta.

Para Luismy González la magia está en el monte. Allí encuentra las fotos que más le gustan, el movimiento que quiere contagiar su espíritu inquieto. "Los caballos transmiten mucha fuerza y cuando están en manada crean algo especial", explica. Añade que disfruta de la comunión entre la gente de Sabucedo y estas manadas "Se nota quién tiene el nexo con ellos, esa unión que desde luego se refleja en las fotos".