La crisis que el sector textil español arrastra desde hace más de una década y la forzada inactividad propia y la de tus clientes debido a la pandemia ocasionada por el coronavirus son un obstáculo que parece difícilmente salvable para muchas empresas. Este es el caso de la veterana lalinense Florentino, que acaba de presentar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para el 33% de su plantel, o lo que es lo mismo, afectará a medio centenar de los 150 que la sociedad dezana tiene en su factoría del Polígono Lalín 2000 y en sus tiendas. El futuro inmediato, según relata el propio Florentino Cacheda, pasa por preservar un centenar de puestos, una vez que el objetivo no es otro que la continuidad de la actividad empresarial.

"Es una decisión muy dolorosa, pero no tenemos más remedio que tomarla, porque precisamente lo que queremos es continuar, pero ahora hay que afrontar un ajuste de los costes a las circunstancias actuales", afirma el modista. La propuesta de regulación de empleo fue trasladada en el día de ayer al comité de empresa para luego ser elevada a la autoridad laboral, que será la encargada de dar el visto bueno a la operación. Cacheda desea poner de manifiesto que, al margen de las dificultades que atraviesa el sector desde hace mucho tiempo, la crisis sanitaria actual ha sido un mazazo para su industria, no solo por el escenario inédito al que se ha tenido que enfrentar, sino también porque tanto sus tiendas propias como las de sus clientes han permanecido cerradas durante unos dos meses. Esto se traduce en devoluciones de prendas -en menor medida-, pero sobre todo en las dificultades de los comercios que compran su producción para darle salida a la misma y, en consecuencia, impagos que hacen que la economía de la veterana industria lalinense se resienta.

La firma desea mantener su modelo productivo basado en la calidad e innovación de sus diseños, pero, afirma Cacheda, para eso es necesario afrontarlo con un recorte en su plantilla porque en caso contrario sería imposible económicamente. Al margen del personal de tiendas propias repartidas por distintos puntos de la geografía gallega y española, el perfil del trabajador de la industria es el de una mujer próxima a la edad de jubilación que en muchos casos lleva 30 o 40 años en la empresa. Por tanto, se trata de un capital humano, dice Florentino Cacheda, que conoce desde hace mucho tiempo y con el que tiene un vínculo que va más allá de una relación de empresario y trabajador.

El diseñador reconoce que en su momento tomó la decisión de trasladar su fábrica al principal polígono dezano, afrontando una gran inversión para poner en marcha una factoría que destacó por su innovación. "Son cosas que ahora ves desde otra perspectiva, pero que se hicieron y hay que afrontar". Para él es importante que la empresa tenga continuidad en el futuro y esta responsabilidad, manifiesta, ya recae prácticamente en su hijo varón. "A lo mejor si por mí fuese hace tiempo que tomaría otra decisión, pero él quiere seguir y si es posible otros 40 años más".

Sobre la perenne crisis del gremio de la confección -la crisis de 2008 se llevó por delante a buena parte de las industrias lalinenses y en la actualidad apenas se mantienen en pie un puñado de empresas menos dimensionadas- ofrece un dato revelador cuando apunta que del colectivo Galicia Moda creado hace décadas para proyectar la imagen del sector en Galicia solo queda su empresa de las seis fundadoras.

Florentino Colección alcanzó una cifra de negocio de 8.989.486 euros, según los datos del informe Ardán de 2019 que edita el Consorcio Zona Franca de Vigo. En este estudio acerca de la demografía empresarial se cifra en 204 la plantilla de la veterana sociedad textil lalinense que ahora afronta un futuro incierto.