Javier Pereiro Ramos cogió en septiembre de 2018 el traspaso de la librería Vagalume de Lalín, que había abierto sus puertas en la calle Antonia Ferrín en 2013. Dejó un empleo en una industria para embarcarse en un negocio siempre complejo como los relacionados con la cultura.

Esta semana bajará la verja de su negocio, forzado por las consecuencias de una crisis sanitaria que también supuso un mazazo para muchos establecimientos por el parón en su actividad. "La situación actual, con las nuevas dificultades que se presentan y agravando las viejas, hace que nos sea imposible seguir adelante y nos vemos obligados a cerrar las puertas". Esta es alguna de las reflexiones que los dueños de este establecimiento colgaron en el perfil de la librería en las redes sociales. Esta semana será la última de actividad y, en horario de 10.30 a 14.00, hasta el viernes, ofrece descuentos en material escolar, papelería y otros artículos.

Javier relata que las existencias en estos productos son muy importantes y si no es capaz de darles salida, podría incrementar sus pérdidas. Menos problemas, dice, tiene para desprenderse de las novedades editoriales y otras publicaciones, pues las empresas las recogen. "A pesar de todo, los libros permanecen. Seguimos creyendo, más que nunca, de la necesidad de la literatura, del viaje y del refugio", relata apesadumbrado Javier, que todavía no sabe cómo podrá regresar al mercado laboral con un nuevo empleo.