La labor de los médicos de familia durante estas jornadas de confinamiento no tiene por qué verse reducida. Al contrario: además de atender a sus pacientes por teléfono, ponen en marcha un modelo de 'consulta proactiva', recomendada desde hace tiempo por sociedades científicas. Es el caso del centro de salud de Vila de Cruces. Una de sus doctores, Tamara Varela, se encarga de llamar a sus pacientes con 70 años o más, insistiendo sobre todo en aquellos que cumplieron los 90. Puede conocer así su estado de salud, ver su evolución en caso de estar diagnosticados de coronavirus (ayer hubo al menos un segundo positivo en el municipio) y resolver dudas sobre cómo prevenir el contagio, aunque admite que las preguntas de los pacientes sobre como evitar la transmisión del virus casi están brillando por su ausencia. Las enfermeras, mientras tanto, realizan las pruebas de sintrom no en su despacho, sino en el turismo del paciente para evitar riesgos. Hacen además un seguimiento telefónico de su tensión y les recomiendan qué dieta deben seguir para controlarse el azúcar, como indica una de las enfermeras, Natalí González Cacho. Ayer esta especialista se afanaba en localizar a una vecina que debe hacerse curas en su casa, para saber si aún disponía de material suficiente.