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Vuelta forzosa a Polonia

Madzia Makarczyk, de 16 años, que está con una familia de acogida en A Bandeira, será repatriada a su país debido al coronavirus

Makarczyk, ayer de espaldas, preparando la maleta con su familia de acogida.

La mexicana Warenka Mora reside con su marido gallego y sus dos hijos en A Bandeira (Silleda). Ellos participan en el programa de intercambio de la AFS, del que ella también disfrutó cuando era pequeña y se marchó de México a Francia. Este matrimonio hace tiempo fue familia de acogida de un niño japonés y desde septiembre, de Madzia Makarczyk, polaca que cumplió aquí los 16 años. Por causa del coronavirus, tendrá que regresar a su país.

"Debido al caso de emergencia ha terminado el programa por seguridad y regresan a sus países todos los participantes de España", indica Mora. Estaría todo el curso académico. "Ha sido una sorpresa porque pensábamos que pasaría aquí la cuarentena y fue todo muy precipitado. Ella está preparando sus cosas, porque en cualquier momento nos avisarán de cual es el itinerario disponible para ella para marcharse a casa", indicaba ayer por la mañana esta madre de acogida.

Hay muchas dudas. "Pasó como con el gobierno, la organización fue sacando comunicados, porque es una organización a nivel internacional. Abrió un gabinete de crisis y está gestionando con todos los países más afectados y esto ya pasó la otra semana en Italia. Nos mandaron actualizaciones y ya hoy a la mañana nos confirmaron que han decidido, por seguridad y bienestar de todos, que todos regresen a su casa". Además, sus familias están deseando que regresen. "Igual al llegar junto a su familia tendrá que estar en cuarentena, es decir, 14 días aislada. Ella estaba contenta aquí y no quería marcharse, pero en este punto de tanta crisis yo creo que sí, porque al final son menores y obviamente quieren estar en casa porque se sienten más protegidos".

Desconocen cuando será esto, pero según Mora pusieron de límite el 18. "Pero depende de muchos aspectos, porque hay países que cerraron fronteras y entonces tienen que buscar itinerarios alternativos y todo depende de la logística", apunta.

Todas las despedidas cuestan y más cuando son inesperadas. "Para nosotros es una pena. Por un lado, queremos que todos estemos bien, pero teníamos la idea de tenerla aquí hasta que terminase y por ello, todavía tenemos muchas cosas que asimilar. Para mis hijos también es triste que se marche al ser tan inesperado". Sus amigos de colegio tampoco lo llevan muy bien. "Yo les sugerí que era mejor que no se despidiesen, que lo hicieran por videollamada porque es necesario aplicar el sentido de responsabilidad social y es mejor por la seguridad de ella y de sus amigos. Que planeen después verse o que regrese por vacaciones para despedirse", recomienda Mora.

Un auxiliar de conversación norteamericano de este instituto deberá volver también a su país.

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