En la plantilla de Grúas Lalín-Deza es la única mujer, y seguramente también una de sus empleados más jóvenes, ya que tiene 25 años. Eva García trabaja ahora mismo con grúas que se pueden manejar con el carnet B (las que retiran coches con una masa máxima autorizada de hasta 3.500 kilos). Su vida laboral ha dado un giro muy grande, ya que procedía del sector de la hostelería, "pero apareció esta oportunidad, y lo cierto es que estoy genial, me llevo muy bien con los compañeros y en ningún momento he tenido que oír ningún comentario machista ni fuera de lugar". Sus declaraciones son similares al preguntarle si, en un operativo, ha oído quejas por parte de clientes o de personas implicadas en un accidente de tráfico por el hecho de que quien se encargue de su coche sea una mujer. "No, a veces puedes encontrar a gente malhumorada" o presa de un ataque de nervios tras haber sufrido un siniestro, pero que suelen calmarse al ver que la joven trata con el máximo mimo a su vehículo.

Este tipo de trabajos obliga a estar disponible casi a cualquier hora del día, o de la noche. Sobre si ha tenido miedo en algún servicio nocturno, responde animadamente que "quién dice miedo, habiendo hospitales", para añadir que el peligro también puede aparecer si una va paseando tranquilamente por la calle y es víctima de un robo. "Este tipo de vehículos van con geolocalizadores", añade, por lo que la seguridad del conductor o conductora de una grúa es muy alta. Afirma que su incorporación a la plantilla fue muy fácil. "Me costó muy poco y siempre me apeteció este tipo de trabajos". Más que nada, porque en su entorno familiar ya tiene a alguien vinculado al transporte: su padre es camionero. Así que Eva García está pensando en sacarse también el permiso para pilotar este tipo de vehículos. "Estoy muy a gusto en mi actual trabajo, porque siento que siempre puedo ayudar en algo", aunque a veces le toquen tragos amargos, como el accidente mortal de Vila de Cruces del pasado 15 de febrero.