¿Fue un intento de apropiarse de 113.000 euros por parte del empleado de una farmacia de Lalín o un acuerdo entre dos farmacéuticos para invertir en el negocio de uno de ellos? Esta es la pregunta a la que deberán responder los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra que ayer dejaron visto para sentencia el juicio contra A.P.A., asesor de un farmacéutico dezano, quien le reclama 113.000 euros que fueron transferidos a la cuenta de otro colega de profesión sin su consentimiento.

Los hechos se remontan a principios de 2015 cuando el propietario de una botica en Lalín contrató los servicios del acusado como asesor técnico y financiero incluyendo la negociación con proveedores y su relación con las entidades bancarias. Según declaró el farmacéutico víctima de este desvío de fondos ayer en la Audiencia, para realizar esta labor le entregó al acusado las claves de banca electrónica y pactó con él que utilizarían parte del remanente que tenía en dichas cuentas para invertir en un fondo de inversión junto con otro farmacéutico amigo suyo. Sin embargo, asegura que el acusado desvío los fondos, pero con otra finalidad. Hizo creer al segundo farmacéutico en cuestión que este dinero era del propio acusado y que se lo prestaba para que pudiera superar una mala situación económica que estaba atravesando para luego apropiarse de él. Además, le acusa de apropiarse de algo más de mil euros en efectivo que el acusado se llevó de un cajón de la farmacia, momento que habría quedado registrado en la cámara de seguridad del local.

El fiscal tiene claro que la intención del acusado era apropiarse de estos 113.000 euros y solicita una pena de cuatro años de prisión por apropiación indebida y otros 15 meses por el de hurto del dinero que se llevó del cajón. El acusado niega estos hechos. En cuanto a las transferencias, asegura que ni tan siquiera disponía de las claves bancarias e insiste en que dichas transferencias las hizo el propio farmacéutico a su colega para invertir en su negocio. "Yo lo único que hice fue asesorarle, me dijo que quería invertir en la farmacia de su amigo y yo le dije que me parecía estupendo dado que era un sector que él conocía". "Aquí hay una deuda entre dos profesionales y desconozco la razón por la que no se quiere reconocer", añadió, "lo que están haciendo es matar al mensajero", aseguró A.P.A.

En cuanto al robo de los mil euros en efectivo de un cajón de la farmacia, aseguró que lo que se ve en las cámaras de seguridad es como se lleva documentación que necesitaba para su trabajo de un cajón, y que no cogió dinero. El dueño negó que en ese cajón se guardase documentación que esta persona necesitase.