Los relámpagos dialécticos y el clima de crispación de las últimas sesiones plenarias dejó paso ayer a un ambiente de cordialidad en el que no hubo salidas de tono entre los representantes públicos.

Poco después de que el pleno diese comienzo la concejala de Comercio, Karen Fernández Lamela, tomó la palabra para pedir disculpas "a los vecinos y a los miembros de la corporación por el tono usado en el pleno pasado", que dijo lamentar por no ser el adecuado y por haber utilizado "unas palabras salidas de tono". Aunque evitó personalizar estas disculpas en el concejal de Compromiso Rafael Cuíña, el exalcalde replicó que con esta confesión para él era suficiente, que agradecía las disculpas de Lamela. "Por mí, fin de la polémica", declaró.

Crespo abrió el pleno pidiendo respeto entre los 21 miembros de la corporación y lanzó una advertencia: en caso de que alguien interrumpiese a la persona que en un determinado momento estaba en uso de la palabra suspendería el pleno durante 5 minutos y si esta actitud persistía, el tiempo de paralización temporal de la sesión sería el doble. "Pido a los concejales que no se interrumpan, que cada uno diga lo que le parezca oportuno y si es posible que no se usen insultos". Indicó que en su trayectoria como alcalde había desalojado a un concejal del pleno en un par de ocasiones y que en este mandato ya había tomado esta determinación dos veces. "Solo me expulsó una", espetó Vilariño.

Ayer se probaron las cámaras que mejorarán la retransmisión en directo de los plenos y el equipo completo -también sirve para la elaboración de las actas- podría estrenarse en la próxima sesión.