En Benalmádena (Salamanca), su gobierno modificó en diciembre de 2018 una ordenanza para obligar a los dueños de los perros a llevar con ellos un bote con agua y jabón o con vinagre para eliminar las micciones de sus mascotas en fachadas de edificios, farolas o demás mobiliario público. En Madrid, Getafe entregó el año pasado 8.000 botellas a los vecinos con canes registrado en el listado municipal, para rellenarlas de agua y vinagre y limpiar también las micciones. En Lalín, a lo más parecido que se llegó fue a la apertura de un parque canino que montó el anterior gobierno en el entorno de la estación de autobuses, y que ahora está cerrado por el actual ejecutivo, mientras decide una nueva ubicación. Así que a los vecinos no les queda otra que volver a a la campaña de los carteles: si antaño las placas eran contra las cacas abandonadas en las aceras y que no ayuda pisarlas para ganar el Gordo de la Lotería, ahora en la rúa Melide una fachada alerta de las consecuencias del pis canino: desde mal olor y daños en la fachada hasta atracción de insectos.