Tras un anterior mandato con plenos muy broncos por la configuración numérica del salón de plenos y los excesos verbales de más de uno, el vigente curso se preveía más tranquilo, pero por el momento la hipertensión política está siendo demasiado habitual. Los rifirrafes dialécticos, algunos muy elevados de tono y otros prescindibles, fueron comunes en estos ocho primeros meses de mandato, pero nunca hasta unos límites intolerables para en quienes recae la representación de sus ciudadanos. No es la primera vez y parece que no será la última, que la oposición deja solo al gobierno en el salón de plenos.

El alcalde, José Crespo, manifestó nada más reconquistar el poder que no regresaría como un huracán sino que trataría de aplicar "una suave brisa de sentidiño". Aunque no se ponga en duda de que trate de imprimir a su modelo de gestión un sosiego fruto de su experiencia, al menos una vez al mes por el salón de plenos pasa un huracán y las leas entre gobierno y oposición son frecuentes, aunque lo de ayer más que un huracán fue un tsunami que poco contribuye a prestigiar un oficio complejo como es la política, pero concebido para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

En esta como en la anterior corporación hay concejales con un perfil más bajo y otros que, por voluntad o responsabilidad dentro de su grupo, les toca asumir un papel protagonista. Y ayer los protagonistas fueron dos miembros del gobierno y otros tantos de la oposición. Todo comenzó cuando la edil socialista Alba Forno le recriminó a la responsable de Comercio, Karen Fernández Lamela, la que a su juicio había sido una mala programación navideña en su exposición para pedir la comparecencia de la concejala del gobierno por este asunto. Además de cuestionar la legalidad del cobro por el acceso a atracciones o los problemas que hubo en el mercado de la calle Loriga, le recordó su actitud combativa en el pasado contra el cierre de calles, algo que vio con buenos ojos para el mercadillo y durante varios días. Fernández, además de avanzar que no iba a comparecer, defendió gran parte del programa navideño y dijo que era favorable a cortar las rúas si había planes de dinamización. El primer momento de tensión se produjo cuando Fernández acusó al cuatripartito de cerrar calles sin criterio y a su antojo. "Sí, autorizamos cortes de rúas para sus desfiles", espetó Vilariño, que tras insistir en su alegato fue expulsado por Crespo tras aplicar el reglamento de tres llamadas al orden por no dejar hablar a su concejala.

El ambiente se fue caldeando y Cuíña, en su intervención advirtió que para su exposición utilizaría argumentos políticos y no personales. En esencia, dudó de la capacidad de Fernández para llevar el área de Comercio. Luego afeó a la edil por leer su réplica, por lo que fue amonestado por el alcalde y por parte de la bancada popular. "No quiero decirle más a este fracasado político, que no lo quisieron en la AED, en la mancomunidad ni en la Alcaldía", dijo. Tras unos instantes, entró en temas personales y espetó a Cuíña que si su padre viviese "te partiría la cara a hostias". Fue la gota que colmó el vaso y, entre descalificaciones, el grupo de Compromiso abandonó el pleno. Luego el PSOE comunicaba a Crespo que tomaba el mismo camino. Su concejal Cristóbal Fernández Vázquez dijo que estas situaciones no eran tolerables porque todos estaban representando a los ciudadanos y que nunca, en su dilatada trayectoria política, había visto un espectáculo como este. El gobierno, ya en solitario con sus once ediles, prosiguió el pleno para votar contra la comparecencia de Lamela y aprobar una subvención de 16.000 euros para el Rali do Cocido.

Crespo, ante sus concejales, lamentó la situación e indicó que quizá su concejala se había excedido en sus comentarios, pero dijo que era víctima de ataques en redes sociales y se preguntó a qué se debía la inquina hacia ella y hacia la edil de Cultura, Begoña Blanco, por parte de Vilariño y de Cuíña. Pidió a su grupo que eludiesen provocaciones ni las practicasen, porque estaban para trabajar por el bienestar de los lalinenses y tenían que estar a la altura. "A grandes males, grandes remedios", exclamó, antes de anunciar que recurrirá al ROF para impedir interrupciones a quien está interviniendo, que ya se aplicarán en el próximo pleno. "Cuíña provocó de manera descarada e intencionada a Karen y eso produjo que ella dijese lo que no quiso decir en un pleno". "Aquellos agitadores que solo quieren enturbiar el funcionamiento del pleno, no va a tener esa oportunidad de pisotear los derechos de los ediles del gobierno", añadió, y dejó al PSOE al margen de esta polémica.