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Una niña con banda sonora

A sus 85 años de edad, Jesús Campos atesora una colección de más de un centenar de acordeones

Jesús de Chamosa, con algunos de sus acordeones. // Bernabé/Juan Carlos Asorey

Recuerda como si fuese ayer el momento en que escuchó su sonido. La primera vez que Jesús Campos -conocido por sus vecinos como Jesús de Chamosa- vio tocar un acordeón fue en un baile de Forcarei. Recuerda que entonces se interpretaba primero para los adultos y, antes del fin de fiesta, se reservaban tres piezas para los más pequeños. Sus ojos de niño se abrieron de par en par para no perder detalle de cómo tocaba aquel acordeonista. "Fue cuando me entró el bicho del acordeón", recuerda. A sus 85 años, Jesús lleva tocando desde que tenía 7. Comenzó con la gaita pero, entre los 10 y los 12 años, probó el acordeón. No pudo hacer más que dedicar toda su vida a hacerlo sonar.

El gusto por los acordeones ha llevado a este vecino de Forcarei a tener una colección amplísima. Llegó a tener 200 y en la actualidad conserva más de un centenar. Una treintena de estas auténticas joyas se expondrán para disfrute de todos los interesados en una muestra que el Concello de Forcarei inaugurará esta semana, en el marco de las actividades ideadas con motivo de la celebración de la Festa da Richada.

Jesús sigue con atención los detalles del montaje de esta muestra. En ella se integran valiosas piezas con casi un siglo de antigüedad. Explica que antes las fábricas hacían las piezas íntegramente, confeccionando cada una de las partes que componen el acordeón. "Andaban a la competencia, a ver quién lo hacía más bonito", subraya. Sin embargo, explica que en que, hoy día, lo habitual es que el instrumento se vaya montando con la caja que fabrica una firma, el teclado que elabora otra, el fuelle que confecciona una tercera o las 'voces' que aporta otra fábrica diferente. Estima que el resultado hace que los acordeones actuales guarden un mayor parecido entre sí, frente a la singularidad de las piezas antiguas.

"Antes sonaban distinto. Eran acordeones más dulces", indica este experto. Entre las piezas que conforman la exposición que se abrirá estos días en el salón de actos del Concello de Forcarei hay modelos muy especiales. Algunos sorprenden por su teclado curvado, otros destacan por la firma del fabricante y los hay que conservan el recuerdo del que un día fue su propietario. De este modo, entre los instrumentos expuestos está el que perteneció al célebre Gaiteiro de Sorribas y también el que hacía sonar Maduro Cachafeiro, sobrino del mítico Gaiteiro de Soutelo de Montes. Todas ellas son joyas que forman parte de la colección de Jesús Campos ha ido conformando a lo largo de su vida, comprando piezas y restaurándolas, atesorándolas como joyas que son.

La vida de Jesús de Chamosa siempre tuvo banda sonora. Comenzó a tocar con solo siete años, haciendo sonar la gaita que su tío le compró en Lugo. Llegaría después el acordeón y su deseo por adquirir toda la formación posible. Estudio en Pontevedra, en Vigo y en el Instituto Mozart, en Barcelona Recuerda que le compró a Avelino Pichel un acordeón por 3.500 de las antiguas pesetas y que aprovechaba todo el tiempo que tenía para estudiar música, restándole horas al sueño para cumplir el suyo propio. Tocó un año en el salón Paraíso de Forcarei y cinco en el Changüí de Soutelo.

Explica que, como entonces no se podía vivir solo de la música, se adentró en el oficio de relojero en A Estrada. Se marchó a Asturias y, además de regentar dos relojerías, montó una tienda de instrumentos musicales en Avilés. Reparaba acordeones, a base de comprar y restaurar, comenzó a formar su amplísima colección, buceando siempre en rastros y ventas de antigüedades en busca de su preciado instrumento. Al regresar a Forcarei, tocó en Los Diplomáticos del Acordeón, siendo uno de los fundadores después de Los Nuevos Diplomáticos.

Jesús ha vivido 75 años ligado al acordeón. Ha tratado de sacar de él la mejor de las melodías y de conformar una colección difícil de superar. En ella reúne el fruto de años de búsqueda, de trabajo y de mucho mimo. Ahora expone sus joyas para disfrute de todos para que solo, con contemplar su belleza, uno pueda imaginar que de ellas brota una melodía igual de hermosa. La vida de Jesús Campos -Jesús de Chamosa- ha estado consagrada a la música en general y al acordeón en particular. Su sueño de ser músico le ha hecho esforzarse mucho hasta conformar una partitura a la altura de los grandes maestros.

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