Primos y amigos le brindaron una buena acogida y la acompañaron en la recepción que el alcalde de A Estrada, José López Campos, le brindó recientemente en el consistorio. De la mano de este emigrante estradense, A Estrada tiene -aunque sea de manera indirecta- una calle en Caborca, una ciudad situada en junto al desierto de Sonora. Y es que el trabajo realizado a lo largo de toda su vida por Arturo Franco Ulloa le hizo merecedor de un homenaje y del honor de que su nombre luzca en una calle de la que fue su ciudad.
Arturo tomó con su familia el camino de la emigración desde A Estrada. Corría el año 1911 y aquel nillo de siete años conservaría por siempre el recuerdo del lugar en el que nació. Estudió Medicina y terminaría convirtiéndose en un profesional ejemplar. "Ejerció su labor de forma extraordinaria. Era de esos médicos que no solo atendía a sus pacientes, los escuchaba", explica la estradense Noni Araújo, que acompañó a la nieta de este estradense durante su recorrido por A Estrada. Explican que tuvo siempre muy presente de dónde procedía. "Presumía de ser estradense", subrayan, para luego apuntar que insistió siempre en que sus nietos conociesen dónde había nacido y, por tanto, de dónde procedía su familia.
En la ficha como emigrante de Arturo Franco Ulloa puede verse que nació en A Estrada el 9 de febrero de 1903 y que llegó a Veracruz, en México, en 1911. Su historia la atesoran quienes la conocieron y, ahora, una calle en el desierto de Sonora lo recuerda, haciendo honor en este homenaje a aquella A Estrada que tanto quiso.