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La evolución de los cultivos en las comarcas

Las plantaciones de castaños ganan más de 100 hectáreas en los últimos cinco años

Los terrenos dedicados a frutales logran otro medio centenar -Sin embargo, las parcelas dedicadas a producir grano o forraje ceden en torno a 1.150 hectáreas desde 2013 pese a que Tabeirós apuesta por sembrar trigo

Una plantación de castaños en la parroquia lalinense de A Xesta. // Bernabé/Gutier

La combinación de la actividad ganadera con la producción de alimentos vegetales es evidente no solo en el registro de las explotaciones del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica (Craega), sino también en los datos de la Consellería de Medio Rural sobre la distribución de los grupos de cultivo. Dada la falta de base territorial y la eterna crisis en los precios de la leche, a las explotaciones de la zona no le queda otra que buscar ingresos alternativos. Así se explica que en 2018 los sotos de castaños ocupen en Deza y Tabeirós-Montes 577 hectáreas. La cifra cobra más importancia si nos remontamos cinco años atrás para ver que en 2013 la producción de castaña ocupaba 472 hectáreas. Es decir, este cultivo concentra, exactamente, 105 hectáreas más.

La venta de castañas, que antaño fue relevante en el interior gallego y que ahora vuelve a estar en auge gracias a la exportación, duplica su producción e Tabeirós-Montes, que si en 2013 tenía 80 hectáreas, ahora pasa a las 165. Deza aumenta de las 392 a las 412. A Estrada, Cerdedo y Forcarei también son los protagonistas del auge en la plantación de frutales, un cultivo muy arraigado sobre todo en tierras estradenses. Los frutales ganan 26 hectáreas en esta comarca y alcanzan en 2018 las 228, mientras que la subida dezana es más leve: aumenta en 18 y se coloca ya en las 273 hectáreas. Son en total, casi medio centenar más de hectáreas. Frutales y castaños, junto a los viñedos, se engloban dentro de la categoría de cultivos leñosos. Pero, a diferencia de los otros dos, el viñedo pierde peso en la zona: cede 15 hectáreas en total, de modo que ahora ocupa 225 en Deza y 303 en Tabeirós-Montes.

La evolución de los cultivos herbáceos es distinta. En esta categoría se incluyen tanto los cereales de grano y las producciones forrajeras como los tubérculos, las leguminosas de grano y los productos de huerta. Sobra decir que son, con diferencia, los que ocupan mayor terreno en los nueve concellos pero los únicos que ganan terreno son las praderas.

Comencemos por los más importantes para las granjas: los cultivos forrajeros. En 2018 ocupaban 20.792 hectáreas en Deza (103 menos que en 2013) y 3.416 en la comarca vecina (pierde 200). La caída es causada por el maíz para silo, un cultivo tan imprescindible como caro por obra y gracia de los ataques del jabalí. Los dezanos cultivan ahora 89 hectáreas menos que en 2013, pero es que en Tabeirós-Montes dejó de producirse en 244 hectáreas. Baja, también, la col forrajera, con 36 hectáreas menos en Deza y 9 también por debajo en Tabeirós-Montes. Claro que las cifras del maíz y de la col están muy separadas entre sí: los municipios dezanos siembran 4.265 hectáreas de maíz para silo y solamente 102 de col, mientras que la relación en Tabeirós-Montes es de 760 y 50, respectivamente. La decisión de no sembrar más maíz y optar por otros cultivos forrajeros permite que éstos hayan ganado 19 hectáreas en el último lustro. Así, aunque modestamente, en algunos campos puede verse ya cultivos de alfalfa, veza, sorgo y, sobre todo, girasol forrajero.

Frente a la caída del maíz para silo, ganan terreno las praderas, en concreto 68 hectáreas más (y de ellas, sólo 3 son de Deza). Así, en la comarca dezana ocupan 13.310 hectáreas, y en Tabeirós 2.583. El aumento del ganado en extensivo puede ser una de las causas.

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