La tradición en Requián va mucho más allá del municipio estradense o de las ofrendas a la Virxe dos Milagres. Es el caso, por ejemplo, de Luisa Pena, una cereira que desde hace tres años acude al encuentro para vender velas y figuras de cera. Comenta que su trabajo es difícil y lento pero este se ve recompensado con el aprecio que los feligreses muestran por estos productos. Además, explica que este año, a pesar de ser jornada laboral, llegó una gran cantidad de romeros a las instalaciones.

Por otro lado, no es un evento destinado solo a los más mayores, sino que llega a jóvenes como Carla Arca y Lorena Chenlo que son vecinas de la parroquia y que ahora toman el relevo del culto y de la tradición.

Desde Valga y Pontecesures hasta A Estrada, Cuntis o Caldas de Reis, son algunos de los orígenes de los asistentes de este evento anual. "Acudimos de los lugares más diversos", afirmó uno de los curas que ofició la misa solemne. Es el caso de María Teresa, oriunda de Valga, que comenta que desde pequeña asistía con su familia encabezada por su madre. "Veníamos con mamá caminando", indica. Y ayer acudió acompañada de José Manuel, su sobrino, que explica que vive en Toledo y que lleva cerca de 30 años venerando a la Virxe dos Milagres.