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Karallaner, cerveza Made in A Estrada

Luis Campos Villaverde lleva años fabricando su propia cerveza artesanal en la parroquia de Tabeirós

Luis Campos Villaverde se sirve una de sus cervezas Karallaner.

Su afición por la fabricación de cerveza comenzó hace ya más de cinco años a través de su primo, el escultor Manuel Villaverde. "Los dos éramos muy aficionados a la cerveza, así que fue un reto el crear una nuestra", recuerda Luis Campos Villaverde, un ingeniero químico afincado en Tabeirós. Los primeros pasos tuvieron un punto de exploración, utilizando las potas de su madre para terminar creando una cerveza "muy artesanal". Esos primeros experimentos fueron el punto de partida para una afición que terminó dando como resultado Karallaner, una cerveza con alma errante que solo algunos afortunados han tenido la oportunidad de probar. El motivo es que no se comercializa, ya que de su laboratorio solo salen unas 350 botellas de un tercio al año que terminan siendo para consumo personal y para compartir con los amigos.

A partir de esos primeros pasos, Luis Campos fue evolucionando, tanto en conocimientos como en material. "Fui consiguiendo un equipo cada vez más completo. Esto no es lucrativo ni está planteado como un negocio, así que voy comprando lo que puedo en cada momento", explica desde el pequeño laboratorio que ha montado en Tabeirós y que cuenta con todos los permisos sanitarios. "Todo esto empezó como una afición y lo sigue siendo. La única diferencia es que ha ido evolucionando", explica.

Una de esas evoluciones tiene que ver con la materia prima. Así, cuenta con su propia plantación de lúpulo en una finca propia. También ha plantado cebada, aunque reconoce que no se da bien en la zona. En su caso estima que obtiene una buena cosecha de cada tres que planta. Por este motivo la adquiere en la zona de Monforte o en León, en ambos casos de mucha calidad. Un caso diferente es el del trigo de la zona, que considera que se adapta muy bien a la cerveza y le aporta un toque especial. En cuanto al lúpulo, lo adquiere al Reino Unido o a Estados Unidos. Toda esta materia ha ido cambiando a lo largo de los años y de la experiencia para ir consiguiendo los mejores resultados.

En cuanto al proceso, Luis Campos utiliza la producción del vino como comparación. "Es más laborioso porque es un proceso que tienen más fases. El malteado por ejemplo es la fase más difícil y al final es la que termina definiendo la calidad de la cerveza", explica. A lo largo de un proceso de meses, la cerveza Karallaner necesita muchos momentos de reposo. Todo comienza en los meses de agosto y septiembre, cuando recoge el lúpulo plantado en su finca. A partir de ahí se inicia un proceso que alcanza su punto más importante a finales de diciembre, cuando realiza la parte central de la elaboración. Seguidamente viene el proceso de reposo final, que puede alcanzar hasta los seis meses, dependiendo de la variedad.

En todos los años que lleva con esta afición Luis Campos no ha parado de innovar e investigar, probando nuevos estilos e intentando introducir materia prima local para encontrar nuevos sabores. Desde el aguardiente del Ulla al "millo do país" tienen cabida en sus creaciones.

El cervecero estradense hace a veces alguna concesión con Karallaner. Son ocasiones especiales como la que tendrá lugar el viernes a las 21.30 horas en la Cervecería Eureka, donde realizará una degustación, sin ánimo de lucro, de sus cervezas junto a Sidra Peroja.

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