-¿Ser diplomática también requiere un grado de vocación?

-Hay que tener en cuenta de que tú eres embajadora 24 horas al día. Tú puedes tener una determinada emergencia por la noche y debes estar disponible, o tienes que comportarte todo el tiempo como se supone que debe hacer un diplomático y tienes que estar representando a tu país. Eso, por supuesto, es algo muy bonito pero hay que tener vocación porque supone mudarse de país cada equis tiempo, tienes que vivir fuera y dejar a tu familia lejos. Entiendo que a los ojos de la gente pueda parecer algo muy bueno pero ser profesor no es sólo tener vacaciones.

-¿Cómo es Estonia?

-Tengo que reconocer que Estonia es preciosa. Es un país espectacular y hoy celebramos el Día del Recuerdo -se refiere al pasado 14 de junio, que fue cuando se realizó esta entrevista- en memoria de lo que supuso en su momento la ocupación del país por parte de la extinta Unión Soviética. Me pillas a punto de entrar en el Memorial que han levantado en recuerdo de las víctimas, que se inauguró el año pasado con ocasión del centenario de la República de Estonia. Hoy estamos aquí para recordar a todo el mundo lo malo que es vivir bajo regímenes de carácter autoritario.

-¿Tiene previsto cambiar de destino en el futuro?

-Como sabes, los diplomáticos vamos a donde nos mandan, así que eso nunca se sabe a ciencia cierta. En este momento sólo tengo que disfrutar el hecho de poder servir en este magnífico destino, país en el que ya trabajé cuando estuve en Helsinki en el año 94. Los estonios son poco pretenciosos y saben trabajar en equipo, sin duda dos características excelentes para poder prosperar.