-¿Los lazos de amistad que nacen entre rejas son de verdad?

-Te puedo decir que en mi caso particular yo hice buenos amigos allí. Todo depende del módulo en el que te toque estar, por supuesto. Si tienes la suerte, como me pasó a mí, de haber estado en módulos más o menos buenos puedes conocer a gente interesante. Está claro que en esos lugares no te vas a encontrar con la madre Teresa de Calcuta, pero hay gente buena también. Yo hice buenas amistades porque me topé con personas que valen la pena. Incluso te puedo decir que, a lo mejor, las amistades que nacen en sitios así son mucho más fuertes que cualquier otra.

-¿Cree que puede haber mucho inocente privado de libertad?

-Eso no lo puedo afirmar ni tampoco negarlo, como te puedes imaginar. Lo que pienso es que todos somos inocentes, pero al final todos también cometemos errores a lo largo de nuestra vida. De todas formas, pienso que me crucé con pocos inocentes durante todo el tiempo que me tocó estar privado de libertad. Pero ya te digo que ni lo puedo certificar, ni tampoco lo podría descartar. Todo depende el tipo de delito que sea.

-En su caso particular, ¿considera que fue justa su condena?

-Yo sabía a lo que me arriesgaba cuando pasó todo aquello. Además, era un momento de apuro económico y eso fue lo que me decidió a cometer un error tan grave. Lo que sí puedo asegurar es que no le aconsejo a nadie que haga lo que hice yo entonces. Eso es lo último que tienes que hacer cuando te ves tan mal. Desde luego, ahora no lo volvería a hacer e incluso si pudiera regresar al pasado sabiendo lo que sé ahora, tampoco me arriesgaría tanto.

-¿Se ve volviendo a escribir?

-No lo sé, la verdad. Tengo que estar en condiciones de volver a sentarme con calma para poder escribir algo que me guste y que, también, se pueda leer. De momento, ya he visto cumplido un sueño como es el de haber publicado un libro que me tocó escribir en un momento muy delicado de mi vida.