Las elecciones generales de anteayer en Lalín han puesto en evidencia dos cuestiones: el barco del PP ya no navega a gran velocidad y en su casco se aprecian vías de agua que amenazan su hegemonía, hasta ahora incontestable, y el PSOE recibe los mismos vientos favorables que en el resto del Estado y lo colocan como la fuerza que más crece hasta hacerse con un cuarto de la tarta electoral. Ciudadanos experimenta un crecimiento, aunque moderado, y el BNG gana, en términos porcentuales, algo más de los apoyos que pierde Podemos. Vox, por su parte, convence a cinco de cada cien votantes.

Los socialistas marcan un hito histórico, pues, aunque la formación liderada por Pablo Casado se impone en la práctica totalidad de las mesas distribuidas por la capital dezana, adelantan a los populares en una urna del núcleo urbano y se queda a una sola papeleta en la de Lalín de Arriba. Hablar de debacle del PP resultaría cuando menos atrevido, pero su resistencia tiene mucho que ver más con el pasado que quizá con el futuro. Los exactamente 1.957 votos que deja por el camino respecto a la convocatoria electoral de 2016 suponen una caída de casi 18 puntos porcentuales y si hace tres años se acercaba a los 7.000 apoyos ahora no llega a los 5.000. Otro dato a tener en cuenta es que en ninguna mesa urbana llega a aglutinar cuatro de cada diez papeletas depositadas en la urna -cede 857 votos en esta docena de urnas- y en el rural ya no se reproducen los casi humillantes resultados para sus rivales, con porcentajes de más del 70 o incluso cerca del 80 por ciento de los sufragios. Ahora en ningún colegio electoral del las parroquias llega al 60% -el 59,52 de Anzo y el 58% de Maceira son sus feudos más incontestables- cuando en la anterior convocatoria electoral había superado este porcentaje en casi todas las urnas del rural.

Otro escenario que merece ser tenido en cuenta entre los dos principales partidos, también en Lalín, es que el PP sacó una diferencia de cerca de 2.000 votos al PSOE en las mesas urbanas en 2016 y ahora solo logró 417 más que la formación de Pedro Sánchez. Los socialistas llegan al 34,6 por ciento de los apoyos en la mesa de Cercio y en el conjunto de las del municipio son capaces de sumar 1.117 papeletas más con respecto a la cita electoral de hace tres años.

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Ciudadanos, tercera fuerza en votos, experimenta un crecimiento más moderado al ganar 356 apoyos y su subida es del 2,63% frente a casi el 8,7 de los socialistas. Su mejor resultado lo logra en una mesa del núcleo urbano -20,51% de las 431 papeletas válidas- y en el rural, la formación naranja, se mueve en porcentajes que oscilan entre el 5 y el 14 por ciento.

Podemos se desinfla y cede 476 votos (4,29%) con el núcleo urbano como su principal nicho de votantes, mientras que el BNG es capaz de crecer en todo el municipio excepto en una mesa. La organización nacionalista suma prácticamente, en términos porcentuales, lo que pierde Podemos y obtiene 553 sufragios más que en 2016, con un alza en el que hay que resaltar el equilibrio entre el voto urbano y el rural.

La irrupción de Vox en la capital dezana se traduce con un total de 658 de los 12.368 votos emitidos, mientras que el partido animalista (PACMA) adelanta a En Marea al cosechar 100 y 81 apoyos respectivamente. En la cabecera comarcal dezana conviene subrayar el elevado índice de participación, que llegó al 75,44% (en 2016 fue el 72,75) o la supresión de la mesa de Santiso -sus vecinos votaron en la de Bermés- y los de Lebozán se anexionaron al colegio electoral de Vilatuxe.