Rondaba los 14 años, y aquella tarde había ido con sus amigos a ver una película de terror que ponían en el cine de un pueblo extremeño, muy próximo al suyo. A los 15 minutos salió de la sala al borde de un ataque de nervios. Pedro Pérez reconoce que en aquel momento pudo quedar como "un cobardica" entre su pandilla. Años después, ya en la era de internet, buscó aquel filme para volver a enfrentarse a él. Observó que lo que tanto le aterrorizó no era más que un guante. Aquí empezó su creciente afición por el cine de terror, que hoy día le ha convertido en un auténtico experto en la materia y en un alma mater del festival Panic de A Estrada.
-Seis años haciendo que A Estrada disfrute pasando miedo. ¿Cómo y cuándo surge la idea de impulsar un festival de terror que germinaría en lo que hoy día es el consolidado Panic?
-La idea surge un poco de las conversaciones que teníamos Xosé Lueiro y yo sobre lo bonito que sería hacer un festival de cine. Solo eran ideas, hasta que un día nos reunimos de verdad para ver las posibilidades reales de hacer algo. Lo primero que había que tener muy claro era a quién íbamos a dirigir el festival. En este caso teníamos claro que el festival va dirigido a los jóvenes y adolescentes de A Estrada. Con el tiempo ya veremos, si esto crece más o no. Pero tenemos muy claro que lo dirigimos a los chavales que están en los IES y a gente que está en la universidad. Por tanto, posiblemente el cine que más les puede atraer es el cine de terror. O el cine de terror o el cine de acción. Es la realidad. El de acción quizás tiene una connotación un poco más masculina, si quieres, y, por tanto, nos decimos por el de terror, que posiblemente es el que más gusta a la gente más joven. Aquí en A Estrada Luis Rivadulla sabe que cuando pone una película de ese tipo llena el cine.
-Y con el cine llegaron las actividades paralelas.
-Sí, creíamos que, para que fuese realmente un festival, había que darle un envoltorio mayor. Estas actividades las hemos metido poco a poco, también con ensayo-error. Pusimos películas de terror para niños, infantiles pero que son un poco de miedo, no funcionó y anulamos esa actividad. Pero incrementamos otras como el concurso de cortos y, este año el de fotografía. Me gustaría recordar que en la página web www. panic.aestrada.com está toda la información y el correo al que se pueden mandar las fotos. Tenemos dos categorías, por cierto: una solamente para los IES -más que la calidad lo que importa es la historia que cuenta la foto-, y otra para mayores de 18, abierta a fotógrafos aficionados o profesionales. Es una de las actividades nuevas de este año. También están los microrrelatos de terror, para gente que tenga inquietudes literarias, que lo imparte Neves Soutelo. Yo tengo una idea de futuro que sería también tocar la música. Ya tenemos cortos, fotos, relatos... a ver la música.
-¿Cómo lo hilarían?
-Imagínate hacer un concierto de bandas sonoras de películas de terror, de El exorcista, la famosa imagen de la ducha de Psicosis, La Cosa, Halloween... Poder hacer un concierto de bandas de terror sería muy chulo y quizás algún día alguien de A Estrada nos pudiese hacer alguna composición. Ya veremos, son ideas de futuro.
-El cine fue la excusa y continúa siendo el hilo conductor pero los desfiles tienen también su protagonismo indiscutible.
-Sí, en cualquier festival de cine de terror la parte lúdica también es muy importante. En los que se hacen por España o en distintos puntos del mundo siempre es importante la apertura con una Zombie Walk, pero qué mejor aquí que la Santa Compaña, teniendo algo tan enxebre, tan nuestro. Los dos primeros años fueron Zombie Walk pero después metimos esta idea, que no quita que después de la Santa Compaña haya zombies, monstruos... con idea de divertir, de que la gente sepa que empieza el festival.
-¿Hay mucha afición en A Estrada a este género cinematográfico?
-Este año el maratón fue un éxito total. Ya el año pasado había sido un exitazo, pero hemos crecido. Fue una pena pero algunos chavales tuvieron que quedar fuera. Se llenaron las dos salas al completo. Durante toda la noche siguió, que normalmente después de la primera película la cosa decae. Este año en las dos primeras películas estaban las dos salas completas, en la tercera, una sala y a las siete de la mañana yo conté 52 personas, conmigo 53.
