Meses atrás el PP de Lalín, después de una tromba de agua que colapsó la EDAR que da servicio al casco urbano, propuso una serie de medidas para mejorar su rendimiento. Una de ellas era instalar un tanque de tormentas en las inmediaciones de la estación. El tanque es una especie de depósito que frena la entrada de grandes cantidades de agua en la estación cada vez que se producen tormentas. Recordemos que en la capital dezana las aguas pluviales y las residuales no están separadas, y de ahí los colapsos. El tanque de tormentas, además de evitar los colapsos, impiden que éstos afecten a las bacterias que tratan las aguas antes de devolverlas al medio. Es un sistema con el que cuenta la depuradora de Silleda, muy recomendable porque además de funcionar como aliviadero incorpora una especie de pretratado, en el caso de las aguas pluviales que van separadas de la red de residuales, para tratar esos aguaceros de precipitaciones, que normalmente suelen estar bastante contaminados. Desde el PP lalinense ya se hizo hincapié en que la depuradora que trata las aguas del casco urbano había sido construida hace 24 años con esta deficiencia.