Ya pasaron, nada más y nada menos que 100 años desde que Pedro Vila fundó la Taberna A Calzada, de la parroquia cruceña de Larazo, seguramente, una de las más antiguas de toda la comarca. Desde entonces, ya han pasado por ahí tres generaciones, y muchos clientes, que ya son como de la familia.

La emigración fue el origen "ya que mi abuelo cuando regresó de Cuba trajo dinero y decidió abrir este negocio", cuenta Teresa Vila, quien para ella la taberna no solo le sirvió para ganarse el pan, sino que era su manera de vivir, y que recuerda estar de detrás de la barra desde que tenía ya 12 años. "Para mí es una pasión". Su fundador falleció muy joven y su mujer Josefa García decidió emigrar a Argentina, "a quien nunca conocí ni siquiera por una foto", con dos de sus hijos. Mientras, unos vecinos, los de Facorro, se encargaron del negocio hasta que los otros tres hijos José, Jesús y Manuel decidieron coger las riendas hasta que estos dos últimos decidieron probar suerte fuera del país. "Fue cuando llegó mi padre de la guerra, que estuvo seis años, desde los 18 a los 24". Años después, el negocio lo tomó José Vila y sus mujer Josefa Blanco, los padres de Teresa, hasta que se jubilaron. Y sería Teresa quien cogería el relevo años después, con el apoyo de su esposo Ramón Pulleiro, aunque este de dedicaba a transportar leche. "Me da pena cerrarla porque aquí no hay otra taberna ni otro sitio a donde poder ir". Clientela que acude diariamente a tomarse algo y a jugar a las cartas todas las tardes. "Yo era más feliz viendo como jugaban una partida que yendo a una fiesta".

A Calzada también despachaba comidas "porque mi madre cocinaba muy bien". Comían allí albañiles, los que trabajaban en el monte, "como cazadores que nos traían los conejos que cazaban para que mi madre se los preparasen al momento, lo mismo pasaban con las truchas, que ahora no hay de nada" indica Teresa que añade que "es una pena que estas tabernas de aldea tengan que pagar tanto como una de la capital". Teresa y su marido ya están jubilados, y desde hace dos años de la taberna se encarga su prima Begoña López. "Creo que se va terminar la generación, porque tengo un hijo y dos nietos, pero el hijo continúa recogiendo leche y los nietos están estudiando". Sin embargo, Teresa sigue pasando sus días en en el bar y junto a su marido se unen a las partidas de cartas. Anteayer celebraron los 100 años en dónde no faltaron pinchos, una tarta y el recuerdo a los fundadores de esta taberna, en la que como en todas, los horarios no existen. "Tienen estado hasta las cinco de la mañana cantando o en los campeonatos de tute". A la fiesta asistió también el alcalde del municipio, Jesús Otero.