Antonio Sacristán y Lucía Espinosa iniciaron en 2012 un proyecto para rehabilitar y poner en valor el Pazo de Cascaxide, que se encontraba en un estado ruinoso, así como conservar y proteger sus bosques centenarios de robles. La rehabilitación mantiene la esencia y reproduce suelos y ventanas a la imagen de lo que ya existía.

Además del proyecto de la ginebra, iniciado en 2017, manejan otro de producción de aceite virgen extra gallego. Para ello, plantaron 7.000 olivos en los terrenos del pazo que próximamente darán fruto. Pretenden contribuir a la recuperación de un producto que llegó a Galicia con los romanos y desapareció en la época de los Reyes Católicos.