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Arsenio Galego Méndez: "Me gustó la compenetración que tuve con mis feligreses en estos 44 años"

"Somos sacerdotes eternamente; es algo que no dejamos ni en esta vida ni en la otra"

Arsenio Galego posa, ayer, en el interior de la iglesia parroquial de Ventosa. // Bernabé/Javier Lalín

El sacerdote Arsenio Galego Méndez dejó de atender más de ocho parroquias a sus 85 años de edad, aunque sigue al frente de Santa Comba y Vilariño, en Agolada. Con motivo de esta reducción de parroquias a su cargo, los vecinos le están preparando un homenaje popular a modo de despedida por esa jubilación parcial que tendrá lugar el domingo 22 de abril. El plazo de retirada de entradas para el acto remata el 15 de abril en Casa do Manco o Casa do Sidorio.

-¿Cuál fue el mayor número de parroquias que pudo atender?

-La verdad es que ahora llevaba bastantes parroquias para mi edad. Fueron ocho parroquias y dos capillas, pero el señor obispo me concedió que me quedase solamente con dos, Esperante y Vilariño, y las otras las llevan ya dos sacerdotes. Estoy jubilado parcialmente desde el pasado 18 de febrero. Cuando empecé en Agolada sólo tenía dos parroquias a mi cargo porque antes había muchos curas. Entonces había una decena, aquí en Agolada, y hoy somos tres. Al final, llevo 44 años con esas mismas parroquias, en el 97 cogí dos más, y en el 2010 otras dos más. Los sacerdotes fueron falleciendo y los que quedamos nos hicimos cargo de todas esas parroquias. Fue algo normal porque alguien tenía que atenderlas. Yo le pedí al señor obispo que me dejase una parroquia, o dos como máximo, porque tenía miedo de aburrirme sin hacer nada. Quería trabajar algo porque es lo hice siempre, y por eso se lo pedí.

-¿Con qué se quedaría de su longeva vida pastoral en Agolada?

-Lo que más me gustó de mi sacerdocio fue poder llevar a cabo todo por lo que yo sentía vocación, como es poder celebrar una misa, atender a mis feligreses, hablar con ellos, tratar de solucionarles los problemas que tuviesen porque yo he llevado una vida pastoral muy compenetrada siempre con mis feligreses. Los problemas de mis feligreses siempre fueron mis problemas. En fin, pienso que ellos y yo nos hemos entendido muy bien durante todos estos años de sacerdocio. Ahora que saben que me jubilé parcialmente, me quieren hacer homenajes en ellas. Tengo ya tres señalados, y les estoy muy agradecidos por el detalle que quieren tener conmigo. Tengo que reconocer que yo no le daba importancia a algunas cosas que se hacían antes porque eran para mi algo normal, y ahora me lo están recordando a través de homenajes. Todos me dicen que lo hacen porque no se olvidan de lo bien que lo podemos hacer los sacerdotes en nuestra labor pastoral.

-Habla usted de jubilarse parcialmente, pero uno nunca deja de ser sacerdote, ¿no le parece?

-Eso es cierto, somos sacerdotes eternamente. Es algo que no dejamos nunca, ni en esta vida ni en la otra. Somos sacerdotes porque así nos gusta ser, sobre todo por la vocación que tenemos, y a la que nos entregamos completamente. Por eso yo le decía al señor obispo que me conformaría con una parroquia o dos porque me gusta hacer lo que hice hasta ahora desde que me ordenaron sacerdote en Lugo. Lo que pasa es que también soy consciente de que a mi edad ya no se pueden atender tantas parroquias como hace unos años. Siempre me gustó la compenetración que tuve con mis fieles desde que llegué a Agolada. Es una de las grandes satisfacciones que tienes como cura.

-Sin embargo, las vocaciones no dejan de disminuir incluso en un vivero sacerdotal tan importante como es la comarca dezana.

-Es una lástima, la verdad. Yo recuerdo que antes en las parroquias del rural el cura y el maestro eran los que le daban vida a las aldeas, y formaban a la gente. Antes, la gente apenas salía de casa, pero yo incluso organizaba partidos de fútbol con la juventud de las parroquias en las que estuvo. Me acuerdo especialmente de los viajes que hacíamos para ver la mar porque muchos de ellos ni siquiera la conocían cuando yo empecé. Una vez llevé dos autocares con niños de la catequesis y sus padres hasta A Coruña para ver conocer la mar, y fue algo realmente asombroso.

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