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La endometriosis, la enfermedad de las mil caras

Motiva que el endometrio se aloje fuera del útero: en ovarios, trompas, intestino o pulmón

Asistentes a la charla de Pereira para Mulleres da Estrada,ayer, en la Sala Abanca. // Bernabé / Cris M.V.

Aunque se conoce desde 1920, la endometriosis sigue siendo "un poco enigmática" y "desconocida". Se trata de una dolencia consistente en la implantación del tejido endometrial -el que cada mes se acumula en las paredes del útero de las mujeres en edad fértil, hasta que se desprende con la regla- en otros órganos, de forma ectópica, es decir, fuera del útero. Puede implantarse en los ovarios, las trompas de Falopio, el intestino, el pulmón o la pleura, por ejemplo, y por lo general causa mucho dolor, incluso incapacitante, que "arrastra a las mujeres de médico en médico y de ginecólogo en ginecólogo" hasta que se diagnostica. Pero hacerlo es, a menudo una ardua tarea, porque su condición de "gran simuladora", de "enfermedad de las mil caras", motiva que a menudo sea complicado diagnosticarla. Y para entonces, a menudo, ya ha hecho "bastante daño en el interior de la mujer", tanto que hasta puede frustrar su deseo de convertirse en madre ya que, a la larga, esta enfermedad es causa de esterilidad femenina.

Así lo explicó ayer el especialista en Obstetricia y Ginecología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), Manuel Pereira, al impartir en la tarde de ayer en la Sala Abanca de A Estrada la ponencia del Aula de Salud con la que la Asociación Consumidores e Mulleres da Estrada abría la programación que ha organizado para conmemorar el Día da Muller.

Pereira participó en esta iniciativa convencido de que, como recomiendan las conclusiones del plan nacional sobre endometriosis diseñado por el Ministerio de Sanidad en 2013, los médicos y responsables sanitarios deben promover la sensibilización social para que exista un mejor conocimiento de la dolencia, contribuyendo así a informar y a empoderar a las mujeres.

¿Cómo saber si se padece? Pereira apunta que no hay pruebas de cribado. El síntoma es "el dolor, mantenido en el tiempo". Ha habido casos de mujeres a las que se estima que se tardó 7 años en diagnosticar. Y para entonces, puede haberle ya causado mucho daño, haciendo incluso que busque la fertilidad y no lo logre. En las mujeres que la padecen, el tejido endometrial puede estar dentro del útero -donde debe estar- pero también en otras zonas, perdiéndose también de ahí cuando tienen la regla. Puede salir o quedar contenido en pequeñas lesiones, produciendo irritación, por ejemplo, en ovario o trompas de Falopio. Pero hay lugar para la esperanza.

Contra esta dolencia -que puede presentarse en distintos grados- existe tratamiento capaz de evitar el daño. Ese tratamiento debe individualizarse en función del grado de la enfermedad y de cada mujer. Puede ser un tratamiento farmacológico, quirúrgico o de una combinación entre ambos.

La primera recomendación de Pereira es que las mujeres sepan que "no es una enfermedad extraña" y que se puede tratar. Así que se le puede plantar cara a una enfermedad que, además de impedirle a una mujer ser madre, precisamente por ser tan dolorosa también puede repercutir negativamente en la vida familiar, personal y social de la mujer. Algunas de las féminas que la padecen necesitan apoyo psicoterápico. Pero existe remedio. En la era de la información, Pereira recomienda buscar "información solvente, fiable", que sea "veraz" y no esté contaminada "en páginas de verdad": la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la el Servicio Nacional de Salud... Se trata de ir a "la fuente limpia".

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