Turismo de Galicia descarta tapiar o dotar de vigilancia el Camping de Medelo

El Camping de Medelo parece estar abocado al abandono. En 2013 finalizó su actividad como albergue de peregrinos y las instalaciones quedaron olvidadas. Apenas cinco años después los destrozos en el recinto son innumerables y los robos sucesivos, aún así, Turismo de Galicia descarta dotar de vigilancia las instalaciones. Otra opción sería de tapiar las posibles entradas al complejo para impedir que cualquiera persona accediese y pusiese sufrir algún accidente, en este sentido desde la Xunta dejan claro que "no contemplamos ninguna actuación en estas instalaciones".

La única puerta que abren, como ya ocurrió con anterioridad es un posible tras paso o cesión al Concello de Silleda, una medida que desde el ejecutivo silledense no se aceptó, pues en reuniones celebradas el pasado verano en busca de una solución, la concejala de Turismo Ana Luisa González dejó claro que el Concelo no puede hacerse cargo del coste de esta instalación. Un particular también se mostró interesado en hacerse con el camping pero al comprobar que el presupuesto para su rehabilitación rondaba los 200.000 euros descartó esa posibilidad.

Por su parte, los vecinos siguen a la espera de una posible solución. "A nadie le gusta que vengan a robar al lado de tu casa", declaraba una vecina sobre los últimos hurtos que tuvieron lugar en el albergue. Los lugareños desean que se tomen las medidas necesarias para que el complejo no sea un foco de problemas. Por el momento, la Xunta desoyen sus preocupaciones y deja en el olvido una infraestructura que se inauguró en 1997 por en aquel momento el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, y que fue construido con una inversión de 1,3 millones de euros.

En solo un año, la construcción es una completa ruina. Numerosos ventanales rotos, cristales tirados, suelos levantados, la cocina desvalijada, puertas quebradas, elementos de lavabo destrozados, entre otras cosas. Y eso solo en el interior. En la zona externa del camping la maleza se ha adueñado del lugar. Ni rastro queda de la que sería la ubicación de las campañas de camping. Ni tan siquiera quedan la mayor parte de los lavaderos de piedra que servían para lavar la ropa.

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