Tania Fernández, junto a sus dos hermanas, es la actual propietaria de esta singular vivienda. Se crió en Venezuela -su profundo acento la delata- y cuando decidió instalarse en Galicia, probó a vivir una temporada en el número 7 de A Moa. "Pero es una casa muy grande y sin calefacción", relata, así que decidió establecerse en Bertamiráns.

Explica que, desde que la vivienda está en venta, hubo varias personas que se pusieron en contacto con la familia o con la inmobiliaria (los detalles de la vivienda pueden verse en la web www.idealista.com). Está tasada en 320.000 euros, por debajo de su valor real, indica la propietaria, pero también es cierto que precisa otra inversión a mayores de cara a una reforma en su interior. "Las paredes están perfectas, nos dicen que estructuras así ya no se construyen ahora". La vivienda, pese a estar vacía, no sufrió ningún tipo de robo, y la estampa bucólica en la que se sume la convierte en idónea para diversas actividades. La dueña explica que hubo propuestas, que al final no cuajaron "desde TVE para grabar una telenovela, hasta la idea de convertirla en una mansión para acoger bodas y comuniones". El paraje que la rodea incluso motivó tentativas de reabrirla como spa, uno de los negocios que más triunfan en la comarca dezana. Tania Fernández añade que la vivienda, que está enclavada en medio de varias rutas de senderismo, "hasta podría servir como un centro para realizar terapias con animales". Así, de la misma forma que los actuales habitantes del poblado minero de Fontao se convierten en portadores de su historia reciente como uno de los ejes de la extracción de wolframio, el chalé de A Moa también quiere recuperar su esplendor de los años 50.