La alternativa a la N-525 en los desplazamientos a Santiago de Compostela y Ourense es la autopista que une ambas capitales, pero su utilización es muy desigual. Aunque los dezanos mantiene una mayor relación con la capital de Galicia, la existencia de un peaje considerado de los más caros de España retrae a muchos conductores a la hora de decantarse por la vía de alta capacidad, de modo que la mayoría acaba circulando por la vetusta nacional -cuyo proyecto de dotación de carriles lentos lleva años aparcado algún cajón del Ministerio de Fomento-, no ya para moverse entre localidades próximas, sino incluso para los movimientos de mayor distancia. No sucede lo mismo en los desplazamientos entre Lalín y la capital o las distintas localidades de la provincia ourensana, pues la gratuidad de este tramo -convertido en autovía AG-53- dispara su uso y deja prácticamente vacía la vieja carretera N-525.

Récord histórico

El tramo entre Dozón y Santiago (AP-53) batió el año pasado su propio récord histórico en cuanto a volumen de tráfico, al promediar 6.302 vehículos por jornada. Supone un incremento superior al 4,5% con respecto a 2015 y mejora la marca de 6.159 lograda en 2010. Tanto esta vía como la nacional habían cedido tráfico durante los años más duros de la crisis y ahora lo recuperan, pero la N-525 sigue ganando por goleada, a pesar de su precario estado.