El portavoz municipal popular tildó ayer de "adecuada" la rehabilitación del viejo consistorio, que fue inaugurado el pasado jueves como biblioteca, con el doble de metros cuadrados que la anterior. A su juicio, fue una "decisión acertada" llevar el Museo Galego da Marioneta al Pazo de Liñares. Eso si, Crespo criticó la tardanza de año y medio en abrir un centro que había quedado "prácticamente rematado" cuando él dejó la alcaldía. "Decían que había que aguardar a instalar los muebles, pero luego el traslado se hizo antes de amueblar. Entonces, ¿no lo pudieron hacer un año antes y se hubiese ahorrado un año de alquiler del antiguo local de la biblioteca?", pregunta el edil del PP, que pone pegas al mobiliario. "No me gusta, tenía que ser adaptado a un edificio singular", dice.

Pero lo que más molesta al exalcalde es que los responsables de las obras no tuviesen en cuenta sus peticiones para preservar dos elementos históricos: Las puertas de cristal del salón de plenos, que tienen esculpido un escudo de Lalín que ya no existe, el que recoge "un carballo y una torre" y que sucedió al primero, solo con torre, que tuvo que suprimirse tras un pleito con el Concello de Vigo. "El arquitecto dice que rompen la estética del edificio, pero, si no valen como puertas, se pueden poner como decoración junto a una pared o encima de una mesa", alega Crespo. El edil popular también defiende que la presencia de la mesa del salón de juntas, de madera de carballo y con un pie central único. Data de la época de la República y sobre la cual "dieron puñetazos" alcaldes desde Xesús Golmar o Manuel Ferreiro hasta Xosé Cuiña o él mismo. "Es historia viva de Lalín y debería estar en un lugar de privilegio", sentencia. Si no se reponen, el PP presentará una moción.